¡12 Señales De Que Estás Criando mal a tus gallinas
¡Ay, la vida con gallinas! Es un mundo de cacareos, huevos frescos (¡ojalá!) y… bueno, a veces, un caos emplumado. Si te has lanzado a la aventura de tener un gallinero, seguro que has soñado con esa imagen idílica de gallinas felices picoteando en un jardín soleado. Pero la realidad, como con cualquier animal, puede ser un poco más… complicada.
A veces, a pesar de tus mejores intenciones, las cosas no salen como esperabas. Tus gallinas, en lugar de ser esas adorables mascotas productoras de huevos, parecen estar en una constante huelga de brazos caídos (o, mejor dicho, de alas caídas). ¿Te suena familiar? No te preocupes, ¡no estás solo! Muchos criadores de gallinas, incluso los más experimentados, se han encontrado en situaciones similares.
1. El gallinero huele… digamos, intenso
Vale, admitámoslo, un gallinero nunca va a oler a rosas frescas recién cortadas. Pero si al acercarte al gallinero te da una bofetada un olor que te hace arrugar la nariz y contener la respiración, amigo mío, tienes un problema serio. Ese olor «intenso» suele ser amoniaco, producto de la descomposición del estiércol y la orina de las gallinas. Un poco de olor es normal, pero un hedor persistente y punzante indica que la ventilación es pésima, la cama (el sustrato del suelo) está demasiado húmeda y se acumula suciedad a niveles alarmantes.
¿Por qué es malo? Imagina vivir en un ambiente cargado de amoniaco constantemente. Te irritaría los ojos, la garganta, y te daría una tos horrible, ¿verdad? Pues a tus gallinas les pasa lo mismo. La exposición prolongada al amoniaco puede causar problemas respiratorios crónicos, como neumonía, e incluso dañar sus ojos. Además, un ambiente sucio es un caldo de cultivo perfecto para bacterias y parásitos, aumentando el riesgo de enfermedades.
¿La solución? ¡Aire, aire, aire! Asegúrate de que tu gallinero tenga buena ventilación sin corrientes directas que enfríen a las gallinas. Cambia la cama regularmente, retirando el material sucio y reemplazándolo con material limpio y seco. Puedes usar virutas de madera, paja, heno o incluso hojas secas. Si la cama está demasiado húmeda, considera añadir cal agrícola al suelo para absorber la humedad y reducir el olor. Y, por supuesto, ¡limpieza! Una limpieza profunda periódica del gallinero es esencial para mantener un ambiente sano y feliz para tus chicas. Piensa en ello como el equivalente avícola a la limpieza de primavera.
2. Plumas que se caen a lo loco (y no es muda)
Ver plumas por el gallinero es normal. Las gallinas se acicalan, se rozan entre ellas, y durante la muda (el proceso natural de renovación del plumaje), pierden muchas plumas. Pero si ves calvas considerables, áreas de piel expuesta, o plumas rotas y mordisqueadas, ¡enciende las alarmas! Algo no va bien.
¿Por qué se caen las plumas? Las causas pueden ser varias. La más común es el picaje, que es cuando las gallinas se picotean entre sí, arrancándose las plumas. Esto puede deberse al estrés (espacio insuficiente, jerarquías agresivas, falta de enriquecimiento ambiental), a la falta de nutrientes (especialmente proteínas), o a la presencia de parásitos externos, como ácaros o piojos. Otra causa puede ser la muda forzada, que es un proceso estresante que algunas gallinas pueden sufrir si no tienen las condiciones adecuadas.
¿La solución? Investiga la causa subyacente. Si sospechas de picaje, evalúa si tus gallinas tienen suficiente espacio (se recomienda un mínimo de 1 metro cuadrado por gallina en el gallinero y 4 metros cuadrados en el exterior). Asegúrate de que haya suficiente comida y agua para todas, y proporciona enriquecimiento ambiental, como perchas, montones de heno para picotear, o un «baño de polvo» con tierra y cenizas para que se acicalen y se deshagan de los parásitos. Si sospechas de parásitos, examina de cerca a tus gallinas, buscando pequeños bichitos en la base de las plumas. Consulta a un veterinario avícola para que te recomiende un tratamiento antiparasitario adecuado. Y si sospechas de una muda forzada, asegúrate de que tus gallinas tengan una dieta rica en proteínas y vitaminas para ayudarles a recuperarse.
3. Los huevos son blandos, raros, o simplemente… no hay
¡El huevo es el trofeo final! Y cuando la gallina deja de poner o pone huevos extraños, algo anda mal. Huevos con cáscara blanda, huevos deformes, huevos pequeños, huevos sin yema… Todos son señales de que algo no está funcionando correctamente en el organismo de la gallina. Y, obviamente, si simplemente no hay huevos, la cosa se pone seria.
¿Por qué fallan los huevos? La falta de calcio es la culpable más común. Las gallinas necesitan calcio para formar la cáscara del huevo, y si no reciben suficiente calcio en su dieta, producirán huevos con cáscara blanda o incluso dejarán de poner. Otras causas pueden ser el estrés, la edad avanzada (las gallinas más viejas suelen poner menos huevos), enfermedades, parásitos, o simplemente una mala nutrición en general.
¿La solución? ¡Calcio, calcio, calcio! Asegúrate de que tus gallinas tengan acceso a una fuente de calcio, como conchas de ostras trituradas o suplementos de calcio específicos para gallinas ponedoras. También puedes añadir cáscaras de huevo trituradas a su dieta (asegúrate de hornearlas primero para eliminar cualquier bacteria). Reduce el estrés en el gallinero proporcionando suficiente espacio, enriquecimiento ambiental y protegiendo a tus gallinas de depredadores. Consulta a un veterinario avícola si sospechas de una enfermedad o un problema de salud. Y recuerda que la edad influye: las gallinas ponedoras suelen ser más productivas durante sus primeros años de vida.
4. Las gallinas se ven apáticas y tristes
Un gallinero sano y feliz es un gallinero ruidoso. Las gallinas cacarean, cloquean y se comunican entre sí constantemente. Pero si tu gallinero está inusualmente silencioso, como si estuvieras en un cementerio de gallinas, algo no va bien.
El silencio puede ser un signo de enfermedad. Las gallinas enfermas tienden a estar apáticas y calladas. Si notas que tus gallinas están letárgicas, con las plumas erizadas y sin apetito, llévalas al veterinario.
El estrés también puede causar silencio. Las gallinas estresadas tienden a esconderse y evitar el contacto con otras gallinas .El hacinamiento, la presencia de depredadores o cambios en la rutina diaria pueden generar estrés.
La soledad también puede ser un factor. Las gallinas son animales sociales y necesitan la compañía de otras gallinas. Si tienes una sola gallina, considera la posibilidad de añadirle una compañera.
Por último, algunas gallinas son simplemente más calladas que otras. Pero si el silencio es repentino e inusual, es importante investigar la causa subyacente. Observa el comportamiento de tus gallinas, busca signos de enfermedad o estrés y toma medidas para corregir cualquier problema que encuentres. ¡Un gallinero feliz es un gallinero ruidoso!
5. ¡Pura dieta de pienso! (Sin amor, ni bichos)
El pienso es la base de la alimentación de las gallinas, pero no debería ser lo único que comen. Imagínate comer solo galletas de avena todos los días. ¡Te aburrirías hasta la saciedad! Las gallinas necesitan variedad en su dieta para obtener todos los nutrientes que necesitan y para mantenerse mentalmente estimuladas. Y, seamos sinceros, ¡les encanta buscar comida por sí mismas!
¿Por qué es malo solo pienso? Una dieta exclusivamente basada en pienso puede llevar a deficiencias nutricionales, aburrimiento, y problemas de comportamiento, como el picaje. Las gallinas necesitan proteínas, vitaminas, minerales, fibra y grasas para mantenerse sanas y productivas. Y necesitan la oportunidad de expresar sus instintos naturales de buscar comida, rascar el suelo y picotear.
¿La solución? ¡Variedad, variedad, variedad! Complementa la dieta de tus gallinas con verduras, frutas, hierbas, insectos y otros alimentos naturales. Puedes darles sobras de comida (siempre y cuando sean alimentos seguros para las gallinas), como restos de ensalada, cáscaras de verduras, pan duro, arroz cocido, o incluso pequeños trozos de carne. Permíteles pastorear libremente en un jardín o en un prado, donde puedan buscar bichos, hierbas y semillas. Y, de vez en cuando, ¡dales un capricho! Un puñado de gusanos de harina, una rodaja de sandía, o un poco de alfalfa serán recibidos con alegría y gratitud. ¡Recuerda, gallinas felices = huevos felices!
6. ¡Gallinas encerradas todo el día!
Imagina que te encierran en tu casa 24/7. Podrías ver la tele, leer un libro, quizás hasta hacer algo de ejercicio… pero eventualmente, te sentirías frustrado, aburrido y hasta un poco deprimido, ¿no? ¡Pues lo mismo le pasa a tus gallinas! Dejar a las gallinas encerradas todo el día, todos los días, es un error garrafal. Es como condenarlas a una existencia monótona y privada de todo lo que las hace felices y… bueno, ¡gallinas!
Piensa que las gallinas son animales naturalmente curiosos y activos. Les encanta escarbar en la tierra buscando bichitos deliciosos, picotear hierba fresca, darse baños de polvo para mantenerse limpias, e interactuar con sus compañeras (y con el gallo, si lo tienes). Encerrarlas las priva de todo esto.
¿Consecuencias? Estrés, aburrimiento, frustración, y esto puede traducirse en picoteo de plumas (se las arrancan entre ellas por puro aburrimiento o por el estrés de estar hacinadas), huevos de mala calidad (si una gallina está estresada, no va a poner huevos felices, ¡obvio!), y en general, una vida poco digna para unas criaturas que merecen más que eso.
Solución: ¡Déjalas salir! Si tienes espacio, permíteles pastar libremente durante el día. Si no tienes mucho espacio, crea un corral amplio y estimulante. Ponles ramas para que se suban, tierra para que se bañen, troncos para que picoteen, ¡algo que las entretenga! Incluso puedes esconderles comida para que se diviertan buscándola. Una gallina feliz es una gallina sana y productiva. Recuerda, un poco de aire fresco y sol les viene de maravilla. Además, ¡es súper entretenido verlas corretear y escarbar!
7. Comportamiento agresivo repentino
¿De repente tus gallinas se han vuelto agresivas? ¿Se picotean sin parar? ¡Alerta roja! El comportamiento agresivo repentino en tus gallinas es una señal de que algo no va bien en su entorno social. No es normal que una gallina, de la noche a la mañana, se convierta en una especie de «bully» avícola. Algo está desencadenando esa agresividad.
¿Qué puede ser? Hay varias razones. Una de las más comunes es el estrés. Ya hemos hablado del estrés por estar encerradas, pero también puede ser causado por superpoblación (demasiadas gallinas en un espacio pequeño), cambios repentinos en la jerarquía del grupo (por ejemplo, si has introducido gallinas nuevas), o una mala alimentación.
Otra causa puede ser la falta de recursos. Si no hay suficiente comida o agua para todas, las gallinas competirán por ellos, y esa competencia puede volverse agresiva. También puede ser que no haya suficientes sitios donde poner huevos, lo que genera estrés y competencia entre las ponedoras.
Solución: Investiga la causa de la agresividad. ¿Hay superpoblación? Dale más espacio a tus gallinas. ¿Hay falta de recursos? Asegúrate de que todas tengan acceso a comida y agua suficientes, y de que haya suficientes nidos para poner huevos. ¿Has introducido gallinas nuevas? Supervisa su integración y separa a las gallinas más agresivas si es necesario.
Además, intenta enriquecer el ambiente de tus gallinas. Ponles objetos para picotear, como fardos de heno o cabezas de repollo colgantes. Esto les dará algo que hacer y reducirá el aburrimiento y el estrés.
8. Exceso de gallos (¡o ninguno!)
Tener un gallo en el corral puede ser maravilloso. Proporciona protección a las gallinas, las organiza, las alerta de peligros y, bueno, ¡canta al amanecer (para alegría de algunos y desesperación de otros)! Pero un exceso de gallos o la total ausencia de ellos pueden ser un problema.
Un exceso de gallos, sobre todo si el número de gallinas es bajo, puede ser una pesadilla. Los gallos compiten por el dominio, se pelean constantemente, y las gallinas pueden acabar estresadas y heridas por el constante acoso de los gallos. Imagínate tener que lidiar con varios pretendientes insistentes que no paran de pelearse por tu atención… ¡agobiante!
Por otro lado, la ausencia total de gallos puede no ser tan grave, pero también tiene sus desventajas. Las gallinas pueden sentirse inseguras sin la protección de un gallo, y la vida en el corral puede volverse un poco más caótica y desorganizada. Además, ¡no tendrás pollitos! Si te gusta la idea de criar pollitos de forma natural, necesitas un gallo en el corral.
Solución: Encuentra el equilibrio perfecto. En general, se recomienda tener un gallo por cada 8-12 gallinas. Si tienes más gallos de los necesarios, considera regalar o vender algunos. Si no tienes ninguno, ¡adopta uno! Asegúrate de que el gallo que elijas sea compatible con tus gallinas. Observa su comportamiento antes de integrarlo al grupo. Un gallo tranquilo y protector es ideal. Un gallo agresivo y dominante puede causar más problemas que beneficios.
9. Falta de sombra y protección
Imagina estar en pleno verano, con un sol abrasador, sin un árbol, un toldo o un mísero paraguas que te dé un poco de sombra. ¡Horrible! Pues eso es lo que les pasa a tus gallinas si no les proporcionas sombra y protección adecuadas.
Las gallinas son muy sensibles al calor. Un golpe de calor puede ser fatal para ellas. Necesitan un lugar fresco y sombreado donde puedan refugiarse del sol durante las horas más calurosas del día. Además, necesitan protección contra la lluvia, el viento y otros elementos climáticos. Un corral sin protección es como un sauna avícola: ¡un lugar donde tus gallinas pueden sufrir y morir!
Solución: Proporciona sombra y protección a tus gallinas. Si tienes árboles en tu jardín, ¡genial! Las gallinas se refugiarán debajo de ellos. Si no tienes árboles, puedes construir un refugio con ramas, lonas o toldos. Asegúrate de que el refugio sea lo suficientemente grande para que todas las gallinas puedan refugiarse al mismo tiempo.
También es importante proteger a las gallinas de la lluvia y el viento. Un gallinero bien construido con un techo impermeable y paredes que protejan del viento es esencial. Además, asegúrate de que el gallinero esté bien ventilado para evitar la acumulación de humedad y amoniaco. ¡Un ambiente limpio y seco es fundamental para la salud de tus gallinas!
10. Ignorar las señales de enfermedad
Las gallinas, como cualquier otro animal, pueden enfermar. Y cuanto antes detectemos la enfermedad, más fácil será tratarla y evitar que se propague al resto del gallinero. Ignorar las señales de enfermedad puede tener consecuencias graves, desde la pérdida de huevos hasta la muerte de las gallinas.
Es importante observar a nuestras gallinas regularmente para detectar cualquier signo de enfermedad. ¿Están apáticas y sin energía? ¿Tienen el plumaje erizado? ¿Están comiendo y bebiendo menos de lo habitual? ¿Tienen secreciones nasales o oculares? ¿Tienen diarrea? ¿Están cojeando o tienen problemas para moverse? ¿Están poniendo huevos con cáscara blanda o deforme? Todas estas son señales de que algo no va bien.
¿La solución? Aprende a reconocer las señales de enfermedad y actúa rápidamente. Si detectas alguna señal de enfermedad, aísla a la gallina afectada para evitar que contagie a las demás. Investiga la posible causa de la enfermedad y busca tratamiento adecuado. Consulta a un veterinario especializado en aves si es necesario. Mantén el gallinero limpio y desinfectado para prevenir la propagación de enfermedades. Y, sobre todo, ¡presta atención a tus gallinas! Observa su comportamiento y su estado general para detectar cualquier problema lo antes posible.
11. Comida rancia y agua sucia
Esto es de cajón, pero a veces, con las prisas del día a día, se nos olvida. ¿A ti te gustaría comer comida rancia y beber agua sucia? ¡Claro que no! Pues a tus gallinas tampoco.
La comida rancia puede estar mohosa y contener toxinas que pueden enfermar a tus gallinas. Además, pierde su valor nutricional. Así que, asegúrate de almacenar la comida en un lugar fresco y seco, y de desechar cualquier resto que se haya humedecido o enmohecido.
En cuanto al agua, ¡imagínate la cantidad de bichos y bacterias que pueden acumularse en un bebedero sucio! Límpialo regularmente, al menos una vez al día, y cámbiale el agua con frecuencia. Un agua limpia y fresca es esencial para la salud de tus gallinas.
Y ya que estamos hablando de comida y agua, asegúrate de que tus gallinas estén recibiendo una alimentación equilibrada y adecuada para su edad y etapa de producción. Hay piensos específicos para pollitos, para gallinas ponedoras, etc. Infórmate bien y elige el que mejor se adapte a tus necesidades.
12. No las ves como seres sintientes
Esta es, quizás, la señal más importante. Las gallinas no son máquinas ponedoras, son seres vivos con emociones, necesidades y personalidades propias. Si las ves simplemente como una fuente de huevos y carne, y no te preocupas por su bienestar, las estás criando mal.
Dedica tiempo a observarlas, a interactuar con ellas, a conocer sus peculiaridades. Te sorprenderá descubrir lo inteligentes y curiosas que son. Dales juguetes y estímulos para que se entretengan: un columpio, una escalera, un espejo… ¡Incluso puedes enseñarles trucos!
Sé amable y respetuoso con ellas. No las trates con brusquedad ni las grites. Recuerda que ellas dependen de ti para su bienestar. Si las tratas con cariño y respeto, te lo devolverán con creces. Unas gallinas felices son gallinas sanas y productivas, pero lo más importante es que merecen ser tratadas con la dignidad que se merecen todos los seres vivos.
Finalmente, criar gallinas puede ser una experiencia gratificante, pero es importante asegurarse de que les estás proporcionando los cuidados que necesitan. Si reconoces alguna de estas 12 señales en tu propio manejo de las gallinas, es hora de hacer algunos cambios. Al hacerlo, mejorarás la salud y la felicidad de tus gallinas, y también aumentarás la probabilidad de que produzcan huevos de forma consistente.