12 Razones por la que las gallinas se comen sus huevos

Si alguna vez has tenido gallinas, probablemente ya sabes que no solo son animalitos simpáticos y útiles, sino que también pueden sorprenderte con algunos comportamientos bastante extraños. Uno de esos comportamientos que puede desconcertar a cualquier criador, ya seas experto o principiante, es cuando tus propias gallinas deciden comerse sus propios huevos. Sí, lo sé, parece un poco cruel o, más bien, raro, como si estuvieran rompiendo una regla básica de su existencia. Pero no temas, porque aunque es frustrante (especialmente si esperabas disfrutar de esos huevos tú mismo), este comportamiento tiene sus razones. Aquí te las vamos a contar de manera relajada y clara, para que entiendas a tus amigas emplumadas.

1. Curiosidad accidental: todo empieza con un «oops»

Sí, a veces todo comienza con un simple accidente. Imagínate a la gallina acomodando su nidito y, sin querer, al moverse o al sentarse, rompe uno de los huevos. ¡Crack! Una vez roto, el olor de la yema (que es nutritiva y rica) despierta su curiosidad. Pegan un pequeño picotazo para inspeccionar, y antes de que te des cuenta, se están dando un festín con el huevo. Y claro, después del «accidente», comienzan a conectar los puntos: «Oye, esto sabe rico».

Es como cuando alguien te da tu primer bocado de pastel de chocolate; después de probarlo, ya no puedes dejarlo. Para ellas, los huevos rotos son un descubrimiento accidental que puede convertirse en un mal hábito. No significa que sean «crueles» ni nada por el estilo. Simplemente, la curiosidad natural las llevó a algo delicioso y, bueno, se dejaron llevar.

2. Deficiencia de calcio: lo que tu cuerpo pide

Las gallinas no tienen nutricionistas personales, pero sus cuerpos son increíblemente sabios. Cuando les falta algo en su dieta, como el calcio, buscan la manera de compensar esa necesidad. Y no es casualidad que los huevos tengan mucho calcio, especialmente en las cáscaras. Así que, si una gallina tiene una dieta pobre en minerales esenciales, puede identificar los huevos como un recurso inmediato y valioso.

Piénsalo como cuando anhelas un helado en pleno verano: tu cuerpo sabe lo que quiere. Lo mismo ocurre con el calcio. Sin suficiente en su alimentación, las gallinas recurren a la fuente más cercana, que en este caso, son sus propios huevos.

Una solución simple para evitar esto es asegurarte de que tengan acceso a suplementos, como conchas de ostras trituradas o alimento balanceado de buena calidad. Si se les da lo que necesitan, es poco probable que se coman sus huevos debido a deficiencias.

3. Estrés o aburrimiento

Las gallinas son animales curiosos y activos por naturaleza. Aunque no lo parezca, son mucho más listas y alertas de lo que la mayoría de la gente piensa. Si están estresadas o aburridas, pueden comenzar a desarrollar conductas inusuales para lidiar con su frustración… como picotear y comerse sus propios huevos. Pero ¿qué les causa estrés o aburrimiento?

Podría tratarse de falta de actividad, espacios reducidos, desarmonía en el grupo (peleas entre gallinas) o incluso la falta de «juguetes» para mantenerse ocupadas. Algunas gallinas necesitan distracciones, como verduras colgando para picotear o un espacio libre para explorar y escarbar. Sin estas oportunidades, encuentran entretenimiento en lugares que no deberían, como los propios huevos.

El estrés también puede estar relacionado con ruidos fuertes, cambios bruscos en su entorno, o incluso la presencia de depredadores merodeando. Una gallina que se siente insegura puede adoptar hábitos inesperados, y entre ellos… romper y comerse los huevos es una opción. Si notas que tus gallinas están adoptando este comportamiento, puede ser un buen momento para evaluar si su entorno es lo suficientemente cómodo y estimulante.

4. Nidos insuficientes o mal diseñados

Imagina que llegas a tu casa y tu cama no está disponible. ¿Incómodo, no? A las gallinas les ocurre algo similar. Si no hay suficientes nidos para todas, o los que hay no son cómodos ni están bien diseñados, dejarán sus huevos en cualquier parte. Esto aumenta las probabilidades de que un huevo termine roto accidentalmente… y volvemos al punto 1: ese «oops» que desencadena todo.

Un nido bien diseñado es fundamental. Deben ser oscuros, un poco aislados y con suficiente espacio para que las gallinas sientan que es un lugar seguro para poner sus huevos. Además, es importante recoger los huevos con regularidad. Si se quedan mucho tiempo en el nido, aumentas la posibilidad de que algo salga mal: un golpe, una gallina curiosa o incluso el aburrimiento. La conclusión es clara: gallinas felices y cómodas son menos propensas a comerse sus huevos.

5. Malformaciones en los huevos

Empecemos con algo que a veces escapa de nuestro control: las malformaciones en los huevos. Sí, resulta que cuando el huevo tiene algún problema físico, como una cáscara demasiado fina o una forma extraña, las gallinas pueden verlo como algo fuera de lo común y, digámoslo así, «no digno de ser un huevo». Desde su perspectiva, un huevo débil da una sensación diferente al picotearlo accidentalmente, por ejemplo. Esto, unido a su curiosidad natural, puede llevarlas a romperlo y probarlo.

Además, si los huevos tienen estas malformaciones, pueden romperse fácilmente con un simple roce, y cuando el contenido interno se derrama, bueno… ya sabemos lo que pasa. Las gallinas son omnívoras y es difícil resistirse a algo tan nutritivo frente a sus ojos. Este problema puede estar relacionado con deficiencias de calcio en su dieta, pero lo exploraremos más adelante.

La clave aquí es revisar a fondo el estado de los huevos en el gallinero. Si notas que sus cáscaras son frágiles o presentan irregularidades, puede ser útil agregar suplementos de calcio a la alimentación de las gallinas o ajustar su dieta para mejorar la calidad de los huevos. Y si puedes, asegúrate de recogerlos frecuentemente para evitar que ellas «investiguen» demasiado.

6. Falta de proteínas

Oh, las proteínas, ese componente vital que todos necesitamos, ¡y las gallinas también! A veces, cuando la dieta de estas aves no es suficientemente rica en proteínas, comienzan a buscar maneras de compensarlo. ¿Y qué mejor fuente de proteínas les queda al alcance que los huevos que ponen ellas mismas? Sí, parece un poco cruel o irónico, pero desde su punto de vista, no es más que un recurso disponible.

El huevo es una bomba nutricional: clara llena de proteínas y yema con grasas saludables. Así que, si tus gallinas no están recibiendo los nutrientes necesarios por otros medios, van a recurrir a este comportamiento. No te preocupes, ellas no están haciendo esto porque «sepan» lo que están haciendo; simplemente siguen su instinto de supervivencia, lo que significa que su cuerpo les está pidiendo nutrientes esenciales.

Para evitar esta situación, revisa si estás dando alimento balanceado específico para gallinas ponedoras. También puedes complementar su dieta con opciones naturales como lombrices, restos de pescado, soja, hierbas ricas en proteínas e incluso insectos. ¡No subestimes lo que un buen puñado de proteínas extras puede hacer por su comportamiento y su salud general!

7. Mala alimentación o dieta desequilibrada

Hablando de comida, un punto crítico es el equilibrio general en su dieta. La falta de proteínas es solo una parte del problema, pero cualquier carencia importante de vitaminas, minerales, carbohidratos o grasas puede causar cambios en su comportamiento, y uno de ellos es comerse sus propios huevos. Estas chicas son listas, y aunque no vayan al supermercado por su cuenta, saben reconocer una fuente de alimento valiosa cuando la ven.

Una dieta deficiente podría ser consecuencia de alimentar a las gallinas solo con restos de la cocina o exceso de granos simples, como maíz y trigo, sin pensar en un balance adecuado. ¡Ojo! Aunque estos alimentos no son malos, necesitan variedad. Las gallinas tienen requerimientos nutricionales específicos, especialmente si son ponedoras habituales. Sin una dieta equilibrada, su salud se deteriorará y eventualmente se manifestará en comportamientos como el que nos ocupa.

Por lo tanto, asegúrate de que su alimentación sea rica y variada. Los alimentos balanceados comerciales suelen estar formulados para cubrir todas sus necesidades, pero siempre puedes complementar con verduras, frutas y algunos extras caseros. Eso sí, evita darles alimentos dañinos como cítricos o sobras muy saladas y grasosas.

8. Falta de higiene en el gallinero

La higiene del gallinero a menudo se pasa por alto, pero tiene impacto directo en el comportamiento de las gallinas. Si sus nidos no están limpios o huelen mal, pueden sentirse incómodas o más «tentadas» a explorar sus huevos de cerca. Algo tan simple como la acumulación de suciedad o restos de huevo roto puede incitar a una gallina a comenzar esta mala práctica.

Y no solo se trata de suciedad, sino de cómo organizas el espacio. Si los nidos están mal distribuidos o hay un hacinamiento importante, es más probable que los huevos se dañen accidentalmente (lo cual las llevará a comérselos si estos se rompen). Además, recuerda que un gallinero limpio también es crucial para evitar enfermedades que puedan afectar la calidad de los huevos y la salud general de tus aves.

Para solucionar esto, limpia el gallinero regularmente, reemplaza las camas de los nidos y asegúrate de que los huevos no queden tirados por ahí mucho tiempo. Si puedes disponer de nidos acolchonados con paja o algún material suave, mucho mejor, ya que reducen las posibilidades de que los huevos se rompan accidentalmente. Un espacio limpio y bien organizado hace que tus gallinas se sientan cómodas y seguras, con menos razones para «interesarse» en romper sus propios huevos.

9. Aprendizaje por imitación

Un dicho muy famoso dice que las gallinas son animales «de costumbre», porque tienden a copiar lo que ven o repetir comportamientos aprendidos. Así que si alguna otra gallina de su grupo comienza a comerse los huevos, por casualidad o necesidad, es probable que el resto siga el ejemplo. Digamos que las gallinas no están exactamente copiando por rebeldía, sino porque su instinto las lleva a repetir aquello que observan.

Normalmente, el comportamiento de comerse los huevos puede empezar de manera accidental. Una gallina pone un huevo que resulta quebrarse, ya sea porque el suelo en el que cayó estaba duro o porque la cáscara era más débil de lo habitual. Al ver el contenido derramado (que dicho sea de paso, contiene proteínas y nutrientes), la gallina se lo come como una manera natural de aprovechar los recursos. Hasta aquí todo bien, pero el problema surge cuando las demás gallinas ven lo que está ocurriendo y piensan «Hey, eso parece delicioso». La próxima vez que pongan un huevo, en vez de actuar como si fuera una propiedad sagrada, simplemente decidirán repetir la estrategia de su «comadre» y devorarlo.

En resumen, es como si la curiosidad y el aprendizaje por imitación estuvieran jugando una broma pesada en tu gallinero. Por eso, es importante observar bien si alguna gallina rompe esta tendencia y buscar corregirla rápido, porque una vez que el comportamiento se generaliza, es difícil de deshacer.

10. Óvulos retenidos o «huevitis»

Sí, como lo oyes, las gallinas también pueden sufrir ciertos problemas físicos que acaban afectando su comportamiento con respecto a los huevos. Uno de los problemas más comunes en las gallinas ponedoras es la «huevitis», un término coloquial que básicamente hace referencia a la inflamación de la cloaca o al hecho de que un huevo queda retenido en el canal de puesta.

Esto no solo puede generar incomodidad o dolor en la gallina, sino que también puede confundirla. Una gallina que lidia con este problema podría terminar asociando el huevo a un «cuerpo extraño» que siente la necesidad de eliminar, y en su intento por hacerlo, podría romperlo y comérselo.

Además, las gallinas son más sabias de lo que creemos cuando se trata de sus necesidades nutricionales. Si detectan que algo anda mal en sus sistemas, puede que instintivamente recurran al huevo como fuente rápida de proteínas y calcio, elementos que muchas veces son esenciales para sanar cualquier problema vinculado a la puesta o a la salud de sus órganos reproductivos.

Si notas que una de tus gallinas tiene problemas recurrentes con sus huevos (como poner huevos deformes, huevos sin cáscara o dificultades para ponerlos), lo ideal sería consultar con un veterinario especializado en aves. Es posible que reforzar su dieta o administrar suplementos de calcio ayude a disminuir esa necesidad de comerse los huevos.

11. Falta de espacio

Las gallinas, como cualquier otro animal, necesitan espacio para sentirse cómodas y para realizar sus actividades diarias: caminar, picotear, socializar y, por supuesto, poner huevos. Si una gallina está bajo condiciones de hacinamiento, su estrés puede llevarla a desarrollar comportamientos inusuales, como romper y comerse los huevos.

En un gallinero con poco espacio, los nidos suelen estar muy juntos, y no es raro que las gallinas accidentalmente rompan los huevos de sus compañeras al moverse de forma apretada dentro del lugar. Una vez que el huevo está roto, puede acabar siendo devorado, primero por «accidente» (lo picotean al investigar el contenido) y después por verdadero hábito.

Además, el estrés del hacinamiento puede llevar a las gallinas a desarrollar un comportamiento agresivo. Si están incómodas o ansiosas, pueden terminar asociando a los huevos como una especie de «distracción» o «alivio» frente al estrés. Es decir, podrían comerse los huevos no porque tengan hambre realmente, sino como un acto impulsivo para lidiar con su propio malestar.

Por eso es súper importante que las gallinas tengan espacio suficiente para moverse y una cantidad adecuada de nidos por grupo. Un dato interesante y útil es que conviene tener, al menos, un nido por cada cuatro gallinas. ¡Y no te olvides de mantener limpios y cómodos sus nidos, mucho depende del ambiente que creas para ellas!

12. Edad avanzada

Así como nosotros, los humanos, experimentamos cambios físicos a medida que envejecemos, las gallinas también pasan por ciertas transformaciones con la edad. Las gallinas más viejas no solo producirán menos huevos, sino que también podrían experimentar problemas de calidad en los huevos que ponen, como cáscaras más delgadas, formas irregulares o incluso huevos sin cáscara.

La edad avanzada puede hacer que una gallina se vuelva más propensa a comportamientos como comerse sus propios huevos. Por una parte, su cuerpo ya no necesita tanta energía para la reproducción, así que podría pasar a priorizar otros procesos como su mantenimiento físico general. Aquí es donde entra el factor nutricional del huevo: al viejo instinto de aprovechar proteínas y calcio. Una gallina mayor puede desarrollar el hábito de romper sus propios huevos y devorarlos para suplir esas necesidades.

Bonus: Instinto de supervivencia

Por último, pero no menos importante, está el instinto de supervivencia. En la naturaleza, las gallinas salvajes no tienen el lujo de tener a alguien que les recoja los huevos y les dé de comer. Si un huevo se rompe, es una fuente fácil de nutrientes que no pueden desperdiciar. Este instinto puede persistir en las gallinas domésticas, especialmente si sienten que no están recibiendo suficiente comida o nutrientes.

Si las gallinas no están recibiendo una dieta equilibrada con suficiente calcio, proteínas y otros nutrientes esenciales, pueden recurrir a comerse sus huevos para compensar esa falta. Es por eso que es tan importante proporcionarles una alimentación adecuada y asegurarte de que tengan acceso a agua fresca en todo momento. Además, puedes agregar suplementos como conchas de ostras trituradas para ayudar a fortalecer las cáscaras de los huevos y reducir el riesgo de que se rompan.

Cómo solucionar este problema

Ahora que ya sabes las posibles razones por las que tus gallinas se comen sus huevos, la buena noticia es que la mayoría de estas situaciones tienen solución. Asegúrate de ofrecerles una dieta balanceada con suficiente calcio (puedes agregarle conchas de ostras trituradas o cáscaras de huevo trituradas a su comida), crea un ambiente limpio y tranquilo, y revisa el diseño de los nidos para asegurarte de que sean cómodos y seguros.

Y recuerda, aunque puede ser frustrante lidiar con este comportamiento, no significa que tus gallinas sean «malas» ni que estés haciendo todo mal. Las gallinas son animales llenos de personalidad y, a veces, sus comportamientos extraños son solo una oportunidad para aprender más sobre ellas y cómo cuidarlas mejor. Al fin y al cabo, ¡tener gallinas es una experiencia llena de sorpresas y alegrías!

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