¿Cuándo Pondrá Mi Gallina? 12 Señales Para Saberlo Exactamente
¡Ah, la eterna pregunta del criador de gallinas novato (y a veces, no tan novato)! «¿Cuándo pondrá mi gallina?» Es como la espera del primer diente de un bebé, o la llegada de la carta de Hogwarts (que, seamos sinceros, algunos todavía esperamos). Todos hemos estado ahí, mirando fijamente a nuestras gallinas, analizando cada cacareo, cada movimiento, cada… bueno, todo. Parecemos detectives emplumados en busca de la pista definitiva que nos diga: «¡Prepárate para la tortilla, que ya viene el huevo!»
Y es que, no nos engañemos, tener gallinas es genial. Proporcionan abono, controlan plagas, son mascotas bastante entretenidas (a su manera), y por supuesto, nos regalan esos deliciosos huevos frescos. Pero esa primera puesta… ¡esa es especial! Es como la validación de todo nuestro esfuerzo, la confirmación de que estamos haciendo las cosas bien y que nuestra gallina está feliz y sana.
Así que, si te encuentras en esa dulce (y a veces frustrante) espera, este ensayo es para ti. Vamos a explorar las 12 señales, cual Sherlock Holmes con plumas, para descifrar el misterio de la primera puesta. Y no te preocupes, no necesitaremos una lupa (aunque si tienes una, seguro que te hace sentir más profesional).
1. La Edad de Oro (o, mejor dicho, la Edad del Huevo)
Empecemos por lo obvio, ¿no? Las gallinas no son como las hadas madrinas, que aparecen mágicamente con un huevo en la mano. Tienen un reloj biológico, y este dicta cuándo están listas para empezar a poner. La mayoría de las razas comienzan a poner entre los 5 y 6 meses de edad. Algunas, como las Leghorn, son súper productivas y pueden empezar incluso antes, alrededor de los 4 meses. Otras, como las Orpington o las Brahma, son un poco más… relajadas y pueden tardar hasta los 7 u 8 meses.
Así que, lo primero es lo primero: ¡averigua la edad de tus gallinas! Si las compraste de pollitas, deberías tener una idea bastante clara. Si las adoptaste o rescataste, la cosa se complica un poco. Pero no te preocupes, hay otras señales (¡sigue leyendo!).
Piensa en ello como en la adolescencia humana (pero sin los dramas, esperemos). Hay un período de maduración, un desarrollo físico y hormonal. No esperes que una gallina de 3 meses, por muy entusiasta que parezca, te dé un huevo. Es como pedirle peras al olmo. Dale tiempo, paciencia y buena alimentación.
2. La Cresta y las Barbillas se Visten de Gala
¡Aquí es donde las cosas se ponen interesantes! La cresta y las barbillas (esas cosas rojas y carnosas que tienen en la cabeza y debajo del pico, respectivamente) son como un semáforo de la puesta de huevos. En las gallinas jóvenes, son pequeñas, pálidas y discretas. Pero a medida que se acercan a la edad de poner, ¡boom! Se transforman.
La cresta y las barbillas se vuelven más grandes, más carnosas y, sobre todo, de un rojo intenso y vibrante. Es como si se hubieran puesto sus mejores galas para la ocasión. Piensa en ello como un anuncio que dice: «¡Atención, mundo! ¡Estoy a punto de ser una gallina ponedora!»
Este cambio se debe a las hormonas. A medida que el sistema reproductivo de la gallina madura, los niveles de estrógeno aumentan, y esto se manifiesta en el color y tamaño de la cresta y las barbillas. Así que, si ves que la cresta de tu gallina se está poniendo roja como un tomate maduro, ¡prepárate! El primer huevo podría estar más cerca de lo que crees.
3. El Canto del Gallo (y la Respuesta de la Gallina)
Este es un indicativo un poco más sutil, pero si tienes un gallo en tu gallinero, puede ser muy útil. Cuando una gallina está a punto de poner, el gallo tiende a mostrar un interés renovado en ella. Le dedica más tiempo, la corteja con más intensidad e incluso puede que la siga de cerca.
¿Por qué? Pues porque el gallo, con su instinto natural, «sabe» que la gallina está a punto de poner. El canto del gallo, en este contexto, puede ser más frecuente y dirigido a la gallina en particular.
Además, la gallina también responde de una manera diferente. Puede que se muestre más receptiva a los avances del gallo, o que emita un cacareo especial, como una especie de «llamada de puesta». Es como si estuvieran teniendo una conversación secreta que solo ellos entienden.
Si observas este tipo de interacción entre el gallo y la gallina, ¡prepárate! Es muy probable que pronto tengas un huevo fresco esperándote.
4. La Exploración del Nido (o «Buscando el Lugar Perfecto»)
Esta es una de mis señales favoritas, porque es muy evidente y, a la vez, muy tierna. La gallina, impulsada por un instinto ancestral, comenzará a buscar el lugar perfecto para poner su huevo. Empezará a explorar los nidales con mucho más interés.
La verás entrando y saliendo, rascando la paja, acomodándola a su gusto, probando diferentes posiciones… Es como si estuviera decorando su «suite de parto». Se tomará su tiempo, asegurándose de que todo esté perfecto para el gran momento.
Este comportamiento puede durar varios días, incluso semanas. No te desesperes si la ves entrar y salir del nidal sin poner nada. Está simplemente… preparándose. Piensa en ello como una embarazada que prepara la habitación del bebé. Quiere que todo esté perfecto para la llegada de su «pequeño».
Si tus nidales están limpios, cómodos y bien ubicados, la gallina se sentirá más segura y tranquila. Un buen nidal debe ser oscuro, tranquilo, protegido de las corrientes de aire y, por supuesto, ¡con abundante paja limpia!
5. Cambio en el Apetito (¡A Comer para Dos!)
Esta es otra de las señales más obvias, pero a veces la pasamos por alto. Imagínate que estás a punto de correr una maratón (bueno, una maratón de poner huevos, que también tiene su mérito). ¿No te entraría un hambre voraz? Pues a las gallinas les pasa algo parecido. De repente, esa gallinita que antes picoteaba con delicadeza su ración, se convierte en una aspiradora de pienso. Empieza a comer como si no hubiera un mañana.
¿Por qué? Pues porque la formación del huevo, esa pequeña maravilla de la naturaleza, requiere un montón de energía y nutrientes. Calcio para la cáscara, proteínas para la clara y la yema… ¡Todo un festín! Así que, si ves que tu gallina está devorando el comedero como si se le fuera la vida en ello, prepárate. No significa que vaya a poner un huevo mañana mismo, pero es una clara indicación de que su cuerpo se está preparando para la gran tarea.
Es importante, eso sí, asegurarte de que le estás dando una alimentación de calidad, específica para gallinas ponedoras. No vale con el pienso de engorde que le dabas cuando era pollita. Necesita un extra de calcio y otros nutrientes esenciales para que el huevo salga perfecto y ella se mantenga fuerte y sana. Piensa en ello como darle combustible de alta calidad a un coche de carreras.
6. Los Huesos Pélvicos se Preparan
Esta es la señal más «técnica», por decirlo de alguna manera, y requiere un poquito de tacto (literalmente). Tienes que «palpar» a la gallina para sentir sus huesos pélvicos. Vale, suena un poco raro, pero no te asustes. No es nada invasivo ni doloroso para la gallina, siempre y cuando lo hagas con suavidad y respeto.
¿Dónde están esos huesos pélvicos? Pues están justo debajo de la cloaca (el orificio por donde ponen los huevos, para que nos entendamos). Imagina dos huesecitos que puedes sentir si tocas suavemente a cada lado.
Cuando la gallina no está poniendo huevos, estos huesos están bastante juntos, casi pegados. Pero, a medida que se acerca el momento de la puesta, estos huesos se van separando para dejar espacio al huevo que está en camino. Cuanto más separados estén, más cerca está el gran día.
¿Cuán separados? Bueno, depende de la gallina. Lo ideal es que haya un espacio de al menos dos dedos entre los huesos. Si sientes que caben tres dedos, ¡enhorabuena! La gallina está a punto de poner su primer huevo.
Aquí un consejo importante: practica con gallinas que ya ponen huevos para familiarizarte con la sensación. Así podrás comparar y saber cuándo una gallina está «lista». Y recuerda, ¡suavemente! No quieres asustar ni lastimar a la gallina.
7. El Abdomen se Abulta
Esta señal es bastante fácil de detectar, incluso a distancia. A medida que el huevo se va desarrollando en el interior de la gallina, su abdomen se hinchará visiblemente. Notarás que está más redonda y que parece que ha comido demasiado. De hecho, ¡lo ha hecho! Pero, en este caso, no es culpa de la gula, sino de la maternidad gallinácea.
El abdomen se abulta porque el huevo está creciendo y ocupando espacio. Al principio, el huevo es muy pequeño, pero a medida que se acerca el momento de la puesta, crece rápidamente. Puedes incluso llegar a notar una protuberancia en el abdomen de la gallina cuando el huevo esté casi listo para salir. Esta protuberancia será más evidente por la noche, cuando la gallina esté descansando y sus músculos estén más relajados.
Ojo, no confundas esta señal con obesidad. Una gallina obesa tendrá el abdomen abultado de forma general, y no solo en la parte inferior. Además, una gallina obesa será menos activa y tendrá dificultades para moverse. Una gallina que está a punto de poner estará activa y aparentemente sana, simplemente con el abdomen un poco más grande de lo normal.
8. Plumaje Brillante y Saludable
Esto puede parecer un poco contradictorio. ¿Plumaje brillante? ¿No debería estar la gallina un poco más… desaliñada, con toda la energía que está gastando en formar el huevo? Pues no necesariamente.
Un plumaje brillante y saludable es, en general, un signo de buena salud. Y una gallina sana es una gallina que está en mejores condiciones para poner huevos. Si la gallina está bien alimentada, si tiene acceso a baños de tierra (que les encantan para mantener sus plumas limpias), si está libre de parásitos… todo eso se reflejará en su plumaje.
Es como cuando una persona está sana y radiante. Se le nota en la piel, en el pelo… Pues con las gallinas, en sus plumas. Un plumaje opaco, erizado, con calvas… puede ser señal de que algo no va bien. Puede ser una deficiencia nutricional, estrés, parásitos… Y una gallina estresada o enferma, no va a estar en su mejor momento para poner huevos.
Así que, aunque no sea una señal directa de que va a poner, un plumaje bonito es un buen indicador general de que la gallina está en buenas condiciones y, por lo tanto, más preparada para la puesta.
9. Comportamiento Más Tranquilo (o Más Nervioso)
Aquí la cosa se pone un poco más… psicológica. El comportamiento de la gallina puede variar mucho justo antes de poner su primer huevo. Algunas se vuelven más tranquilas, más dóciles. Se pasan más tiempo en el nido, como si estuvieran «practicando» o buscando el lugar perfecto. Pueden incluso volverse más cariñosas, buscando más el contacto con el criador.
Otras, por el contrario, se ponen más nerviosas, más inquietas. Pueden cacarear más de lo normal, andar de un lado para otro sin parar, escarbar con más insistencia… Es como si estuvieran un poco ansiosas por el gran acontecimiento que se avecina.
Es importante observar a tu gallina y conocer su comportamiento habitual. Si normalmente es una gallina tranquila y de repente se vuelve muy activa, o viceversa, puede ser una señal de que el momento de la puesta se acerca.
También es común que las gallinas, justo antes de poner, hagan un sonido característico, una especie de «canto de huevo». Es un cacareo más largo y melodioso que el habitual. Si escuchas este canto, ¡prepárate!
10. Cacareos Diferentes:
Las gallinas son parlanchinas, eso lo sabemos todos. Tienen un repertorio de cacareos para cada ocasión: para llamar a sus pollitos, para avisar de un peligro, para saludar a sus compañeras… y también tienen un cacareo especial para anunciar que van a poner un huevo.
Este cacareo es diferente a los demás. Suele ser más fuerte, más prolongado, y a veces incluso tiene un tono un poco más agudo. Es como si la gallina estuviera diciendo: «¡Atención, mundo! ¡Estoy a punto de hacer algo importante!».
Además, este cacareo suele ir acompañado de un comportamiento particular. La gallina puede empezar a buscar un lugar tranquilo y oscuro para poner el huevo, como un nido, una caja, o incluso un rincón escondido en el gallinero. Puede empezar a rascar el suelo, a dar vueltas en el nido, y a acomodarse como si estuviera preparando una cama para un bebé.
Este cacareo, y el comportamiento que lo acompaña, son una señal bastante clara de que la gallina está a punto de poner.
11. La «Cuclillas» Reveladora:
Esta es otra señal que requiere un poco de observación. La «cuclillas» es una postura que adopta la gallina cuando está lista para ser montada por el gallo. Se agacha, baja un poco las alas, y se queda quieta, esperando a que el gallo haga su trabajo.
Pero, ¿qué tiene que ver esto con poner huevos? Pues resulta que las gallinas también adoptan esta postura cuando están a punto de poner un huevo. Es como si su cuerpo estuviera preparándose para el proceso de expulsión, aunque no haya un gallo a la vista.
Así que, si ves que tu gallina se agacha y se queda quieta con las alas un poco bajas, presta atención. Es probable que esté a punto de irse al nido a poner un huevo. Esta señal es especialmente útil si tienes un gallinero con varias gallinas, ya que te ayudará a identificar cuál de ellas está a punto de poner.
12. ¡La Prueba Definitiva: El Huevo!
Esta, obviamente, es la señal más obvia y la que todos estábamos esperando. Si encuentras un huevo en el gallinero, ¡enhorabuena! Tu gallina ha empezado a poner.
Pero la cosa no termina aquí. Una vez que la gallina empieza a poner, hay que seguir observándola. ¿Cuántos huevos pone al día? ¿Con qué frecuencia? ¿Cómo es la calidad de los huevos?
Las gallinas jóvenes suelen empezar poniendo huevos pequeños y con la cáscara un poco más blanda. A medida que van madurando, los huevos se hacen más grandes y la cáscara se vuelve más fuerte.
También es importante saber que las gallinas no ponen todos los días. Dependiendo de la raza, la edad, la alimentación, y las condiciones ambientales, pueden poner un huevo cada día, cada dos días, o incluso con menos frecuencia.
Así que, una vez que tu gallina empiece a poner, sigue prestando atención a todas las señales que hemos visto antes. Te ayudarán a entender mejor su ciclo de puesta, y a asegurarte de que está sana y feliz.
Pensamientos finales
Descubrir cuándo una gallina va a poner su primer huevo es un proceso que requiere paciencia, observación y un poco de suerte. No hay una fórmula mágica que te diga el día exacto, pero estas cinco señales te pueden dar una buena idea de lo que está pasando en el cuerpo de tu gallina.
Recuerda que cada gallina es diferente. Algunas empiezan a poner antes que otras, y algunas dan señales más claras que otras. Lo importante es observarlas de cerca, prestar atención a sus comportamientos y aprender a interpretar las pistas que te da la Madre Naturaleza.
Y sobre todo, ¡disfruta del proceso! Ver crecer a tus gallinas y esperar sus primeros huevos es una experiencia gratificante. Y cuando finalmente encuentres ese primer huevo, te aseguro que sabrá a gloria, ¡literalmente! Así que, relájate, disfruta del viaje y prepárate para saborear la recompensa de tu paciencia: huevos frescos, deliciosos y llenos de amor (y calcio). ¡Buena suerte con tus gallinas!Editar