10 errores que cometen los principiantes en la crianza de gallinas

¿Eres un nuevo criador de gallinas? ¡Felicidades! Nos encanta nuestra familia de plumas y sabemos que también disfrutarás de la cría de gallinas.

Sin embargo, adquirir gallinas por primera vez puede ser un proceso complicado y lleno de desafíos. Hay mucho que aprender y, lamentablemente, muchas oportunidades para cometer errores. A lo largo de más de diez años de experiencia trabajando con criadores de gallinas en patios traseros, hemos observado que los problemas que enfrentan los nuevos criadores son casi siempre los mismos. No obstante, ¡no tiene por qué ser así!

Al evitar los errores comunes que suelen cometer los nuevos criadores, podrás hacer que la cría de gallinas sea una experiencia más fácil y gratificante. A continuación, se presentan diez de los errores más frecuentes que debes evitar para asegurar que tus gallinas sean más felices, saludables y productivas.

1. Mezcla excesiva de granos

La mezcla excesiva de granos, a menudo comparada visualmente con el muesli que muchas personas consideran saludable y nutritivo, resulta ser una elección de alimentación poco apropiada para las gallinas ponedoras. A primera vista, la variedad de ingredientes en una mezcla de granos puede parecer beneficiosa, pero, en realidad, puede acarrear serias consecuencias para la salud y la producción de huevos de las aves.

Uno de los principales problemas asociados con las mezclas de granos es la tendencia de las gallinas a seleccionar aquellos ingredientes que más les agradan, ignorando aquellos que son igualmente necesarios para una dieta balanceada. Este comportamiento no solo conduce a un desperdicio significativo de alimento, sino que también provoca que las gallinas no reciban los nutrientes esenciales que requieren. Como resultado, las aves pueden experimentar deficiencias nutricionales que pueden provocar problemas de salud, así como una disminución en la producción de huevos.

Además, el alimento derramado y desperdiciado atrae plagas como ratas, lo que puede generar un entorno poco saludable tanto para las gallinas como para los criadores del gallinero. La atracción de roedores es solo un síntoma de un problema más amplio y revela una falta de atención a los aspectos nutricionales y prácticos de la alimentación aviar.

Para garantizar una salud óptima y una producción eficiente de huevos, se recomienda optar por un alimento completo en forma de pellets, diseñado específicamente para cumplir con las necesidades nutricionales de las gallinas ponedoras. Estos alimentos balances no solo eliminan el problema del desperdicio, sino que aseguran que cada ave reciba la proporción adecuada de proteínas, vitaminas, minerales y otros nutrientes vitales.

2. Ahorrar en la alimentación

En la crianza de gallinas, muchos cuidadores cometen el grave error de intentar ahorrar dinero a través de la reducción de la calidad de la alimentación. A menudo, se encuentran en Internet recomendaciones irresponsables que sugieren limitar el acceso a la comida, utilizar granos más baratos para complementar el alimento, o incluso hacer mezclas caseras con ingredientes de bajo costo. Estas prácticas perjudiciales pueden tener consecuencias nocivas para la salud y productividad de las gallinas, y constituyen un consejo que debe ser evitado enérgicamente.

Las gallinas ponedoras necesitan una dieta óptima que les proporcione todos los nutrientes esenciales para mantener su salud y promover la producción constante de huevos. Los piensos comerciales han sido formulados específicamente para satisfacer estas necesidades nutricionales. Al modificar la dieta de las aves, como al añadir granos más baratos, se altera este delicado equilibrio nutricional. Esta alteración puede resultar en una reducción significativa en la producción de huevos, así como en una mayor vulnerabilidad a parásitos y enfermedades comunes.

Es un concepto erróneo y contraproducente pensar que economizar en la alimentación de las gallinas resulta en un ahorro financiero. De hecho, el costo inicial de un alimento de calidad se ve compensado por el aumento en la producción de huevos y la reducción de gastos en tratamientos veterinarios. Las aves que reciben una alimentación adecuada están más sanas y son menos propensas a enfermedades, lo que significa que requieren menos atención médica y, por ende, menos gastos asociados.

3. Demasiados restos y golosinas

Si bien es agradable ver cómo los restos de cocina se convierten en huevos frescos, ofrecer a las gallinas demasiados restos a diario es un error común que cometen los nuevos criadores de gallinas. La dieta es, sin duda, el aspecto más importante para mantener gallinas productivas. Para asegurar la mejor salud de las aves, la mayor parte de la dieta de una gallina debe consistir en un alimento completo para ponedoras. Cualquier cosa que reemplace dicho alimento, como los restos, diluye los nutrientes presentes en la alimentación y contribuye a deficiencias nutricionales.

Es fundamental evitar déficits nutricionales, obesidad y problemas de salud limitando los restos a no más del 10% de la dieta de las gallinas. Es importante evitar ofrecer sobras que sean ricas en azúcar, sal, grasa y carbohidratos vacíos, tales como pan blanco y todo lo que contenga moho. Estas opciones alimenticias no solo carecen de los nutrientes esenciales que las gallinas necesitan, sino que también pueden inducir problemas metabólicos y de salud a largo plazo.

Además, es crucial mantener un ambiente de cría limpio. Siempre se deben recoger los restos no consumidos para evitar la atracción de roedores, quienes pueden convertirse en una plaga significativa en el gallinero.

4. Perchas redondas

Las gallinas evolucionaron para dormir en los árboles, lo cual las lleva a buscar perchas durante la noche. Sin embargo, muchos cuidadores de pollos principiantes equipan sus gallineros con perchas redondas, similares a palos de escoba. Si bien es cierto que las gallinas utilizarán estas perchas si no tienen otra opción, las perchas redondas son, en realidad, perjudiciales para la salud de sus patas.

A diferencia de los loros, las patas de las gallinas no tienen la capacidad de curvarse alrededor de palos delgados. Si se les da la oportunidad de elegir, las gallinas prefieren posarse en ramas más gruesas, donde sus patas pueden descansar mayormente planas, con los dedos ligeramente curvándose alrededor de los bordes de la percha. Esto se debe a que una percha de palo de escoba es demasiado delgada, incluso para las gallinas de razas enanas.

Equipar el gallinero con perchas sólidas y de borde plano es esencial para el bienestar de las gallinas. Las tablas de 2×4 o ramas gruesas son opciones excelentes que brindarán mayor comodidad a las aves y ayudarán a prevenir problemas de salud en patas, piernas y huesos a largo plazo.

5. Lavar los huevos

Los huevos de gallina están naturalmente cubiertos por un revestimiento protector conocido como la flor (bloom). Esta capa desempeña un papel crucial en la preservación de la seguridad e integridad del huevo, ya que actúa como una barrera que impide la entrada de bacterias en la cáscara. Sin embargo, el proceso de lavado de los huevos, aunque puede parecer higiénico, en realidad elimina esta protección natural, haciendo que el huevo sea más susceptible a la contaminación y al deterioro. Este fenómeno se debe a que, al quitar la flor, se expone el contenido del huevo a patógenos potencialmente dañinos.

Un aspecto a menudo ignorado es que el uso de agua fría, o el simple hecho de poner el huevo bajo un chorro de agua corriente, puede llevar a la contaminación. La razón detrás de esto radica en la dinámica del proceso de lavado: cuando los huevos se someten a un cambio brusco de temperatura, la cáscara puede contraerse, creando una succión que atrae el agua y cualquier bacteria adherida a la superficie hacia el interior del huevo. Este riesgo hace que lavar los huevos sea contraintuitivo en términos de seguridad alimentaria.

Por lo tanto, es importante recordar que no es necesario lavar los huevos limpios. Si un huevo presenta restos de materia fecal, se recomienda tratar de removerla suavemente con una toalla de papel seca. Para las manchas más difíciles, se puede utilizar una toalla de papel ligeramente humedecida en agua tibia, pero es vital evitar el uso de agua fría o caliente en exceso que podría agravar el problema de la contaminación. Una vez que se ha tratado un huevo, debe ser almacenado en refrigeración y utilizado a la mayor brevedad posible.

6. No olvides la conchilla de ostra

La conchilla de ostra es un componente esencial en la dieta de las gallinas ponedoras, ya que desempeña un papel crucial en la salud y el bienestar de estas aves. Este material, que se compone principalmente de fragmentos de conchas de moluscos, no solo ayuda en el proceso digestivo, sino que también es una fuente vital de calcio, necesario para la producción de cáscaras de huevo robustas. La deficiencia de calcio puede acumularse con el tiempo en las gallinas ponedoras, lo que puede dar lugar a problemas óseos y otros trastornos de salud que afectan tanto la calidad de vida de las aves como su capacidad para producir huevos.

Desde el momento en que las gallinas alcanzan la etapa de puesta, es fundamental garantizar que tengan acceso libre y constante al grano de concha. Este acceso permanente les permite regular su ingesta de calcio de acuerdo con sus necesidades individuales.

Sin embargo, es importante destacar que la conchilla de ostra no debe mezclarse con el alimento principal. Esta práctica asegura que las gallinas puedan elegir cuándo y cuánto grano de concha consumir, lo que es esencial para su salud a largo plazo. La naturaleza instintiva de las aves les permite saber cuánto necesitan, por lo que no hay razón para preocuparse si parece que no consumen grandes cantidades de este suplemento.

La importancia de la conchilla de ostra se hace aún más evidente al observar las consecuencias de su omisión en la dieta. Las gallinas que no reciben suficiente calcio pueden experimentar una disminución en la calidad de sus huevos, con cáscaras delgadas o incluso la producción de huevos sin cáscara. Además, la falta de calcio puede llevar a problemas óseos graves, como la osteoporosis, que no solo afecta la capacidad de las aves para moverse, sino que también compromete su bienestar general. Por lo tanto, proporcionar conchilla de ostra es una inversión en la salud y la productividad de las gallinas.

7. Limpieza de un gallinero seco sin mascarilla

Es sorprendente la cantidad de propietarios de aves y criadores de pollos que limpian los excrementos secos sin usar una mascarilla. A menudo, existe la percepción de que, al manejar aves de corral, el riesgo de infección es mínimo siempre y cuando se mantenga una buena higiene, como lavarse las manos después de manipular a las aves. Sin embargo, el enfoque debe ser más amplio, pues la limpieza de un gallinero implica riesgos adicionales que no se limitan solamente a las manos.

Los excrementos de las aves, cuando están secos, tienden a formar polvo, y el polvo resultante puede contener patógenos peligrosos que, mediante la inhalación, pueden afectar la salud respiratoria del cuidador. El aire en un gallinero ya suele ser polvoriento por diversas razones, lo cual plantea un riesgo inherente para los pulmones de quien se encuentra en el área. Por tanto, es prudente adoptar medidas de protección adicionales durante la limpieza del gallinero.

Una de las recomendaciones más efectivas es humedecer adecuadamente el gallinero antes de comenzar la limpieza. Al mojar la cama seca, no solo se minimiza la producción de polvo, sino que además se mejora la eficacia del compostaje de los desechos. La materia húmeda se descompone de manera más efectiva, lo que contribuye a un mejor manejo de los residuos producidos por las aves.

Asimismo, el uso de una mascarilla se vuelve esencial. El simple hecho de cubrir las vías respiratorias puede reducir considerablemente la inhalación de partículas nocivas. Aunque muchas personas subestiman el impacto potencial de estos polvos, los efectos a largo plazo sobre la salud respiratoria no deben ser ignorados. En este sentido, la prevención debe ser la prioridad al realizar tareas que involucran la limpieza de un entorno tan particular como lo es un gallinero.

8. Alimentos y agua sucio

Todos hemos observado a los cuidadores de gallinas esparciendo granos o sobras en el suelo. Además, los propios pollos son culpables de raspar y sacar el alimento de comederos que no están bien diseñados, arrojándolo al suelo. Esta práctica puede parecer inofensiva, pero tiene implicaciones graves para la salud de las aves.

La transmisión de parásitos y enfermedades en las aves es un tema de creciente preocupación en las explotaciones avícolas de traspatio. Los excrementos de las aves son portadores de diversos patógenos, y estos también pueden estar presentes en el suelo. Cuando el alimento y el agua de los pollos se contaminan, se convierten en el medio más común a través del cual las aves en estas pequeñas explotaciones adquieren enfermedades y parásitos.

Para mantener a los pollos saludables, es fundamental garantizar que tanto el alimento como el agua estén siempre limpios. Una inversión en un comedero que mantenga el alimento alejado del suelo y protegido de la contaminación es crucial. Del mismo modo, es imperativo utilizar un recipiente limpio para ofrecer cualquier tipo de sobras o golosinas. La limpieza en estos aspectos no solo previene enfermedades, sino que también promueve un entorno más higiénico para el bienestar general de los animales.

En cuanto al agua, se recomienda emplear bebederos que estén cerrados, idealmente aquellos con una apertura tipo nipple o taza, que evitan que los pollos contaminen el agua con sus excrementos. Un sistema de este tipo no solo minimiza el riesgo de contaminación, sino que también ayuda a conservar el agua, un recurso vital y, a menudo, escaso.

9. Dejar alimentos en el suelo

A pesar de lo que se pueda pensar, las gallinas y los roedores no tienen por qué llevarse bien. Si se actúa de inmediato ante los signos de la presencia de roedores, es posible mantener gallinas durante muchos años sin problemas relacionados con estos animales.

El problema radica en que muchos cuidadores de aves no tienen en mente la amenaza de los roedores al comenzar su emprendimiento, lo que lleva a cometer errores que atraen a ratas y ratones a su gallinero. Una vez que los roedores encuentran una fuente de alimento fácil y confiable, se vuelven considerablemente más difíciles de erradicar.

El alimento en el suelo es, con mucho, la razón más común por la que los ratones y las ratas se sienten atraídos hacia el gallinero en primer lugar. Esto puede deberse a alimento derramado por un comedero mal diseñado, ingredientes desperdiciados de una mezcla de granos o sobras no consumidas. La presencia de alimento en el suelo, especialmente durante la noche, aumenta significativamente la probabilidad de que los roedores consideren el gallinero como un lugar atractivo para establecerse.

Para evitar problemas con roedores, es fundamental cultivar buenos hábitos desde el inicio. Nunca se debe alimentar a las gallinas en el suelo y es crucial limpiar todas las sobras que no sean consumidas, así como cualquier alimento derramado. Además, se debe evitar el uso de mezclas de grano que fomenten el desperdicio y considerar la inversión en comederos que cumplan eficazmente con su función de mantener el alimento en su interior.

10. No poner en cuarentena a las nuevas aves

Al adquirir las primeras pollitas, no es necesario implementar un período de cuarentena. Sin embargo, muchos criadores de aves recuerdan pasar por alto esta práctica a medida que comienzan a aumentar su parvada, fenómeno que a menudo se denomina “matemáticas de las gallinas”. Esta situación, aunque común, puede acarrear graves consecuencias para la salud y el bienestar de las aves en el aviario.

Una vez que se posee un grupo de gallinas, la incorporación de cualquier ave nueva conlleva el riesgo inherente de introducir enfermedades en la parvada existente. Las epidemias de enfermedades pueden no solo resultar en la muerte de las aves afectadas, sino también reducir significativamente la producción de huevos, lo que representa un impacto negativo tanto económico como emocional para los criadores.

Para quienes están comprometidos con el bienestar de sus aves, la mejor forma de proteger su parvada es llevando a cabo un período de cuarentena para cualquier ave nueva, con una duración mínima de dos semanas; idealmente, un mes es una práctica aún más aconsejable. Aunque mantener un espacio de cuarentena separado puede resultar una tarea tediosa e incluso inviable en algunos jardines traseros, los beneficios de esta acción son evidentes. Es desgarrador observar a un criador principiante que, tras añadir nuevas aves a su rebaño, tiene que enfrentar la pérdida de sus gallinas debido a la falta de una adecuada cuarentena.

Y tu? qué errores cometiste cuando empezaste a criar gallinas. Nos encantaría escuchar tus experiencias en la caja de comentarios.

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