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12 causas de muerte súbita en gallinas (y cómo prevenirla)

Si tienes gallinas en tu patio, granja o simplemente eres un apasionado de las aves de corral, sabrás que estos animales son criaturas fascinantes, resistentes y bastante autosuficientes. Su simpática forma de andar, sus peculiaridades al cacarear y la satisfacción de recolectar huevos frescos las convierte en unas compañeras estupendas.

Sin embargo, a veces puede suceder algo trágico: una gallina aparentemente saludable y llena de vida puede morir repentinamente sin previo aviso. Para cualquier amante de los animales, esto no solo es desconcertante, sino también desgarrador. Ante la duda y la confusión, es útil conocer las posibles causas detrás de estas muertes súbitas y, lo más importante, cómo prevenirlas.

Así que, en este nuevo video, vamos hablar sobre 12 posibles causas de muerte súbita en gallinas y, lo más importante, cómo prevenirlas.

1. Ataque al corazón

Aunque suena sorprendente, las gallinas pueden sufrir ataques al corazón, y es una de las causas más comunes de muerte súbita. Por lo general, esto ocurre debido al estrés o a problemas cardiovasculares, especialmente en razas criadas para crecimiento rápido, como los pollos de engorde. Estas aves suelen crecer más de lo que su sistema circulatorio puede manejar, y esto las pone en riesgo. Aunque también puede sucederle a gallinas ponedoras y otras razas en condiciones de estrés.

¿Qué puede provocar tanto estrés? Eventos ruidosos como tormentas, fuegos artificiales, la presencia de un depredador cercano o incluso un manejo brusco pueden causar que la gallina entre en pánico. Su corazón se acelera tanto que, literalmente, no puede seguir funcionando.

¿Cómo prevenirlo?
Para evitar un ataque al corazón en tus gallinas, es fundamental mantener un ambiente tranquilo y libre de estrés. Asegúrate de que no haya depredadores merodeando, como perros o gatos, y de que tengan suficiente espacio para moverse libremente.

También es crucial proporcionarles una dieta equilibrada. Evita darles sobras de comida humana en exceso, especialmente si son grasosas o saladas. Asegúrate de que siempre tengan acceso a agua fresca y limpia. Un suplemento ocasional de vitaminas y minerales puede ser beneficioso, especialmente durante épocas de estrés (como la muda de plumas).

2. Golpe de calor

Las gallinas, al igual que muchos animales, son extremadamente sensibles al calor. No pueden sudar para regular su temperatura corporal, por lo que dependen de jadear y buscar sombra para evitar el sobrecalentamiento. Cuando las temperaturas suben demasiado o están sometidas a un ambiente sofocante, el riesgo de golpe de calor es altísimo. Esto puede llevarlas a una insuficiencia orgánica y, eventualmente, la muerte.

Es más común durante los días calurosos de verano, especialmente si no tienen acceso a agua fresca o a sombra. También puede afectar con mayor rapidez a razas con plumas gruesas o a aquellas que tienen sobrepeso.

¿Cómo prevenirlo?
Para combatir el golpe de calor, asegúrate de que tus gallinas siempre tengan acceso a agua limpia y fresca. Un truco simple pero efectivo es poner bloques de hielo en el bebedero para mantener el agua fría durante más tiempo. Coloca el gallinero o espacio donde estén en una zona con suficiente sombra y buena ventilación. Durante días especialmente calurosos, puedes incluso rociarlas ligeramente con agua o colocarles un ventilador en el gallinero (¡sí, algunos criadores lo hacen!). Una buena hidratación y un ambiente fresco pueden marcar toda la diferencia.

3. Envenenamiento

Otra posible causa de muerte súbita en gallinas es el envenenamiento, ya sea accidental o, en algunos casos, intencional (lamentablemente, no faltan vecinos o personas malintencionadas que podrían hacerlo). Las gallinas son curiosas por naturaleza y picotean todo lo que ven, lo que significa que a veces consumen plantas o sustancias tóxicas.

Entre las plantas más comunes que pueden ser peligrosas para tus gallinas están la hiedra, las adelfas y los bulbos de tulipán. Además, pueden ingerir pesticidas, herbicidas o restos químicos que tengas en el jardín. Incluso alimentos comunes como el aguacate (especialmente las cáscaras y el hueso) pueden ser tóxicos para ellas.

¿Cómo prevenirlo?
La clave aquí es asegurarte de que el lugar donde viven tus gallinas esté libre de plantas, químicos o comidas peligrosas. Investiga cuáles son las plantas tóxicas para las aves y elimínalas de su entorno. Si tienes que usar pesticidas o productos químicos en tu jardín, hazlo con extrema cautela, y nunca en zonas donde tus gallinas tengan acceso. Por último, sé particularmente cuidadoso con los restos de comida que les des. Aunque parezcan querer comer de todo, no todo es seguro para ellas.

4. Obstrucción del buche

El buche es una pequeña «bolsa» en el sistema digestivo de las gallinas donde los alimentos se almacenan temporalmente antes de ser digeridos. Si el buche se bloquea con alimentos no adecuados (como fibras largas, plásticos o grandes cantidades de alimentos duros), esto puede causar una obstrucción. Con el tiempo, la comida atrapada puede pudrirse, causando infecciones, hinchazón y, eventualmente, la muerte repentina de la gallina.

Por ejemplo, hay casos en los que las gallinas han comido mucha hierba larga o incluso plásticos pequeños encontrados en su entorno, lo que llevó a una obstrucción fatal. A veces, incluso granos mal procesados pueden ser difíciles de manejar para su sistema digestivo.

¿Cómo prevenirlo?
Proporcionar una dieta adecuada y balanceada es el primer paso. Asegúrate de que los alimentos sean fáciles de digerir y evita darles restos grandes o difíciles de manejar. También debes monitorizar el entorno en busca de objetos peligrosos, como plásticos o cuerdas. Algo esencial es proporcionarles pequeñas piedras o «grit»; estas ayudan en la digestión, permitiéndoles moler la comida en el sistema digestivo. Inspecciona regularmente cómo están sus buches, especialmente si notas cambios en su comportamiento, como letargo o falta de apetito.

5. Agua contaminada

El agua es probablemente una de las cosas más básicas y esenciales para la vida de nuestras gallinas, pero también puede ser una de las mayores amenazas si no se toma en serio su calidad. Las gallinas suelen beber de lo que tienen a su disposición, y si el agua está contaminada con bacterias, virus o productos químicos, los resultados pueden ser catastróficos. Enfermedades como la salmonelosis o el cólera aviar pueden propagarse a través del agua sucia y afectar gravemente al ave de forma rápida y letal.

Además, en climas cálidos, los bebederos expuestos al sol pueden acumular algas tóxicas, especialmente las del tipo «cianobacterias», que a simple vista no siempre son fáciles de identificar. Una gallina que consuma agua contaminada puede enfermar de forma súbita y, si no hay tiempo para actuar, incluso morir en pocas horas.

¿Cómo prevenir este problema?
La solución más sencilla es garantizar que las gallinas siempre tengan acceso a agua limpia y fresca. Esto significa cambiar el agua al menos una vez al día, limpiar los bebederos regularmente (porque aunque no lo veamos, las bacterias se acumulan en las esquinas y paredes), y colocarlos en un lugar donde no queden expuestos a suciedad, heces o restos de comida. Además, si tienes dudas sobre la calidad del agua en tu zona, puedes optar por usar filtros o incluso hervir el agua antes de ofrecérsela. Más vale prevenir que lamentar, como dice el dicho.

6. Accidentes

Aunque las gallinas parecen animales tranquilos y algo torpes, lo cierto es que pueden ser muy curiosas y por ende propensas a accidentes. Muchos criadores han encontrado a una de sus aves muertas súbitamente después de un golpe fuerte, quedar atrapada en algún lugar, o enredarse con algún objeto del corral o el entorno. Cables, herramientas olvidadas, espacios mal cerrados o incluso peleas con otras gallinas pueden ser los causantes de lesiones internas que pasan desapercibidas hasta que es demasiado tarde.

Otros accidentes incluyen ataques de depredadores como perros, gatos o incluso ratas en busca de alimento. Aunque los depredadores no siempre consumen el cuerpo de la gallina, muchas veces pueden herirla gravemente o hacer que muera del susto, ya que las aves son muy susceptibles al estrés.

¿Cómo evitar estos accidentes?
El primer paso es asegurarte de que el espacio donde mantienes a tus gallinas sea seguro. Esto implica eliminar posibles peligros como cables, clavos, objetos cortantes y espacios donde puedan quedar atoradas. Si tienes otros animales como perros, asegúrate de que no puedan entrar al gallinero y causar pánico. También es útil colocar redes o cercas resistentes sobre el gallinero para prevenir ataques de aves rapaces o depredadores nocturnos. La supervisión frecuente y un ambiente ordenado son claves para reducir los riesgos.

7. Heridas no detectadas

Las heridas en las gallinas son más comunes de lo que podríamos imaginar, ya sea por peleas entre ellas, ataques de algún animal, o simples roces con alambres y otros objetos. Aunque algunas heridas parecen superficiales y aparentemente no causan problemas, pueden representar un gran peligro si no se detectan y tratan a tiempo.

¿Por qué son peligrosas? Porque las heridas abiertas son una puerta de entrada para infecciones bacterianas que pueden propagarse rápidamente en el torrente sanguíneo del ave. Esto lleva a enfermedades graves como septicemia, que causan la muerte de manera rápida y muchas veces sin aviso. Y lo peor de todo es que, siendo animales de presa, las gallinas tienen la tendencia a «ocultar» signos de debilidad o enfermedad para no convertirse en blanco de depredadores, lo que hace más difícil notar que algo anda mal.

¿Qué puedes hacer para minimizar este riesgo?
La clave está en observar regularmente a tus gallinas. Fíjate en su comportamiento: ¿alguna está menos activa de lo habitual? ¿Se queda apartada? Inspecciona visualmente sus cuerpos, especialmente bajo las alas y alrededor de la cloaca, donde las heridas pueden pasar desapercibidas. Si encuentras alguna herida, límpiala con agua oxigenada y aplica un desinfectante o pomada antibiótica. Además, separa al ave herida del resto del grupo hasta que se recupere por completo, ya que las demás gallinas podrían picotear la herida, empeorando la situación.

8. Retención de huevo

La retención de huevo es un problema bastante común en gallinas ponedoras. Ocurre cuando un huevo se queda atrapado en el tracto reproductivo de la gallina y no logra salir. Esto puede suceder por varias razones, como la postura de un huevo de tamaño anormalmente grande, la presencia de obstáculos en el oviducto o problemas musculares que impidan que el huevo avance correctamente.

Cuando un huevo queda retenido, puede causar una serie de complicaciones graves. El huevo puede dañar el tejido interno de la gallina, lo que lleva a infecciones, dolor y, en casos graves, la muerte. Además, la gallina puede dejar de comer y perder peso, lo que empeora su estado general.

¿Por qué ocurre?

Hay varias razones:

  • Deficiencia de calcio: El calcio es esencial para la formación de cáscaras de huevo fuertes y para ayudar a los músculos de la gallina a empujar el huevo.
  • Huevos demasiado grandes: Algunas gallinas, por genética o problemas hormonales, producen huevos más grandes de lo normal.
  • Obesidad o falta de ejercicio: Una alimentación inadecuada o poca movilidad puede contribuir al problema.

¿Cómo prevenirlo?

  1. Dieta equilibrada: Asegúrate de que tus gallinas reciban suficiente calcio. Puedes darles polvo de concha de ostra mezclado con su alimento, lo cual es una excelente fuente de este mineral.
  2. Hidratación: Mantén agua fresca disponible en todo momento. La hidratación es clave para que los tejidos internos no se sequen y haya una expulsión fluida del huevo.
  3. Observarlas de cerca: Si notas que una gallina está apática, caminando extraño o nerviosa, evalúa si podría estar reteniendo un huevo.

Si identificas este problema temprano, un baño tibio (nunca caliente) con masajes suaves puede ayudar a relajarla y expulsar el huevo. Pero si no funciona, consulta con un veterinario.

9. Prolapso de oviducto

El prolapso de oviducto es una condición igualmente alarmante en donde el oviducto (el conducto por donde pasa el huevo) sale fuera del cuerpo de la gallina. Sí, suena tan angustiante como lo es en la realidad. Este problema puede ocasionar infecciones y causar la muerte si no se atiende rápidamente.

¿Qué lo provoca?

  • Ponedoras jóvenes: A veces las gallinas empiezan a poner huevos antes de estar completamente maduras, lo cual puede ejercer demasiada presión en sus órganos.
  • Huevos grandes o demasiados por día: Las gallinas que ponen huevos muy a menudo (o huevos excesivamente grandes) pueden estar en mayor riesgo.
  • Deficiencias nutricionales: La falta de ciertos nutrientes, como calcio o proteínas, puede debilitar los músculos que sostienen el oviducto.

¿Cómo prevenirlo?

  1. No forzar la puesta temprana: Algunas personas quieren que sus gallinas empiecen a poner huevos lo antes posible, pero esto puede ser contraproducente. Asegúrate de que alcancen la madurez antes de ponerlas a producir.
  2. Controla su dieta: Proporciónales un alimento balanceado y rico en calcio y proteínas para que puedan mantener su organismo en forma.
  3. Cuidado contra la obesidad: Una gallina con sobrepeso tiene más probabilidades de desarrollar prolapso, así que mantén un control sobre lo que comen.

Si una gallina presenta prolapso, lo ideal es actuar de inmediato. Primero sepárala de sus compañeras para evitar canibalismo. Luego usa una mezcla suave de agua tibia y azúcar para limpiar y lubricar la zona antes de intentar colocar el oviducto de vuelta en su lugar. Si no puedes hacerlo o tienes dudas, busca atención veterinaria rápidamente.

10. Coccidiosis

La coccidiosis es una enfermedad parasitaria extremadamente común en las aves, especialmente en gallinas jóvenes o en condiciones de hacinamiento. La enfermedad es causada por un protozoo llamado «Coccidia», que ataca el sistema digestivo de las gallinas, causando diarrea severa, pérdida de apetito, decaimiento e incluso la muerte súbita.

¿Cómo se contrae?

La Coccidia prospera en ambientes húmedos y sucios. Los parásitos se transmiten a través de las heces, por lo que un gallinero mal cuidado o un bebedero contaminado puede convertirse rápidamente en un caldo de cultivo para la enfermedad.

¿Cómo prevenir la coccidiosis?

  1. Limpieza regular: Limpia el gallinero con frecuencia, especialmente los comederos y bebederos. Usa desinfectantes aptos para aves.
  2. Evitar la humedad: La coccidia ama los lugares húmedos. Asegúrate de que haya buena ventilación en el gallinero y de que no haya charcos de agua cerca de donde viven tus gallinas.
  3. Uso de suplementos anticoccidiales: En caso de brotes frecuentes, algunos alimentos vienen suplementados con anticoccidiales que ayudan a prevenir la enfermedad. Sin embargo, consulta antes con un veterinario.

Si notas a tus gallinas decaídas, con diarrea (especialmente si hay rastros de sangre), es mejor aislarlas de inmediato y buscar tratamiento. Los medicamentos anticoccidiales son efectivos si se usan rápidamente.

11. Enfermedad de Marek

La enfermedad de Marek es el gran enemigo silencioso en los corrales de gallinas. Es causada por un virus (herpesvirus) altamente contagioso que causa parálisis, ceguera, inflamación interna de los órganos y, en muchos casos, la muerte súbita. Esta es una enfermedad seria y, lo peor, no tiene cura.

¿Cómo se transmite?

El virus de Marek se encuentra en el polvo de las plumas y en los ambientes cerrados. Puede propagarse fácilmente entre gallinas a través del aire o el contacto directo con aves infectadas.

¿Cómo prevenir la Enfermedad de Marek?

  1. Vacunación desde el inicio: La prevención es la mejor opción contra Marek. Vacunar a las aves al nacer (primer día de vida) es la manera más efectiva de protegerlas.
  2. Evitar el hacinamiento: Mantener a tus gallinas en espacios ventilados, con bastante luz y sin sobrepoblación ayuda a reducir la propagación del virus.
  3. Desinfección constante: Limpia con regularidad tanto el gallinero como las áreas donde almacenas alimentos o herramientas compartidas.

Recuerda que, aunque una gallina vacunada puede portar el virus, es menos probable que enferme o lo transmita si lleva un estilo de vida saludable.

12. Causas genéticas o defectos congénitos

Por último, algo que a menudo queda fuera de nuestro control: las causas genéticas o los defectos congénitos. Algunas gallinas nacen con problemas de salud que no siempre son evidentes desde el principio, como malformaciones cardíacas, problemas respiratorios crónicos o sistemas inmunológicos débiles. Estas afecciones pueden provocar que una gallina aparentemente sana muera sin previo aviso.

Otra causa genética puede estar relacionada con la cría selectiva. En los últimos años, algunas razas han sido criadas artificialmente para priorizar la producción de huevos o carne, lo que ha llevado a una mayor prevalencia de problemas de salud. Por ejemplo, las gallinas de crecimiento rápido suelen tener problemas cardíacos y óseos debido al estrés que sus cuerpos deben soportar en tan poco tiempo.

¿Qué hacer en estos casos?
Aunque es difícil prevenir algo que no puedes predecir, hay algunas medidas que puedes tomar. Elegir criadores responsables que prioricen la salud del animal por encima de la producción es un buen primer paso. También es fundamental proporcionar una dieta equilibrada y variada para fortalecer a las gallinas desde jóvenes. Si notas signos recurrentes de enfermedad en una gallina específica, consulta con un veterinario especializado en aves para descartar problemas genéticos o enfermedades más graves.

¿Y tú? ¿Alguna vez has perdido a una de tus amigas emplumadas de forma repentina? Me encantaría leer tus historias en los comentarios.

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