12 Cosas que tus gallinas odian (y tú sin darte cuenta)
Si eres uno de esos afortunados que tiene un gallinero en su patio, probablemente adoras a tus pequeñas amigas emplumadas. Los cloqueos, sus despliegues de plumaje y el esmero con el que corren al verte con un puñado de granos son solo algunas de las alegrías que nos brindan.
Sin embargo, a pesar de toda la buena vibra que transmiten, hay ciertas cosas que podemos hacer—sin darnos cuenta—que las gallinas simplemente odian. Aquí te cuento cinco de esas cosas para que puedas disfrutar de una relación más armoniosa con tus aves.
1. No proporcionar suficiente espacio
Las gallinas necesitan su espacio personal, ¡igual que nosotros! Imagina estar apretado en un lugar sin poder moverte, ¡qué horror! Si tu gallinero está demasiado lleno, ten por seguro que tus gallinas lo están odiando. Ellas, al igual que cualquier ser vivo, valoran un buen ambiente donde puedan estirarse, picotear y darse un baño en la tierra; si no lo tienen, la vida se convierte en un verdadero drama.
Cuando el espacio donde viven es demasiado pequeño, las gallinas pueden experimentar estrés. Eso puede resultar en peleas entre ellas, picoteos indiscriminados y hasta en problemas de salud. Una gallinita estresada no pondrá sus huevitos con la misma alegría que una que se sienta cómoda y a gusto.
Así que, si notas que tus gallinas están amontonadas y no hacen más que mirar con mala cara, es hora de actuar. Considera ampliarles el gallinero o, si tienes la oportunidad, déjalas explorar más el patio. Un área más amplia no solo mejorará su calidad de vida, sino que también te dará más alegría al verlas felices explorando su espacio.
2. Ignorar la importancia del polvo
¿Sabías que las gallinas son unas verdaderas fanáticas de los baños de polvo? Así es, estas aves no solo son adorables y llenas de personalidad, sino que también tienen su propia forma de cuidar de sí mismas. Para ellas, revolcarse en un poco de arena o tierra seca es casi como ir a un spa. Y no, no es un capricho; es una necesidad que les ayuda a mantener sus plumas limpias y libres de parásitos. ¡Increíble, ¿no?!
Cuando las gallinas no tienen un lugar adecuado para darse su baño de polvo, se sienten frustradas. Imagínate tener ganas de relajarte y no poder hacerlo; ¡sería un desastre total! Por eso, si tienes gallinas en tu casa o en el campo, asegúrate de proporcionarles un rinconcito tranquilo donde puedan disfrutar de su ritual de limpieza. Solo un poco de arena o tierra seca hará maravillas y las mantendrá felices.
Así que la próxima vez que veas a tus gallinas dando vueltas y revolcándose como si no hubiera un mañana, recuerda que están haciendo su trabajo de cuidado personal. ¡Son unas expertas en eso! Un simple baño de polvo es, sin duda, uno de los pequeños placeres de la vida avícola.
3. Darles comida vieja o chatarra
Cuando se trata de alimentar a nuestras queridas gallinas, es fácil caer en la tentación de compartirles nuestras sobras. Después de todo, ¿qué tan mal puede ser darles un poco de arroz o algún pedazo de pizza? La verdad es que, aunque de vez en cuando no pasa nada, hay que recordar que no todo lo que comemos es bueno para ellas. Hay ciertos alimentos que pueden ser un verdadero problema.
Piensa en un momento: le das un trozo de chocolate, esa delicia que tanto disfrutas, y de repente ves la cara de decepción de tu gallina, como si dijera: “¿Qué es esto?” O peor aún, te das cuenta de que le hace daño. Productos podridos, grasosos o ciertas verduras como la cascará del aguacate o las semillas de manzana pueden enfermarla, y eso no es algo que queramos.
Lo mejor es mantener una dieta balanceada. Las gallinas son como nosotros cuando se trata de comer bien. Un buen plato de granos, algunas verduras frescas y su alimento especial para gallinas les proporcionarán los nutrientes que necesitan para estar sanas y felices.
4. Olvidarles agua fresca
Imagina esto: estás sediento en un día caluroso y decides beber un vaso de agua, pero al mirar dentro te das cuenta de que está lleno de tierra y suciedad. ¡Qué asco! Seguro que eso no te haría sentir muy bien, ¿verdad? Pues lo mismo pasa con tus gallinas. Puede que no hablen con palabras, pero claramente te darán señales de que no están contentas.
Las gallinas, como cualquier ser vivo, necesitan agua limpia y fresca para mantenerse saludables y felices. Si sus bebederos están sucios, acumulando lodo y restos de comida, es como si les estuvieras ofreciendo un vaso de agua asqueroso. Ya te imaginas la cara que pondrían si pudieran.
Por eso, es fundamental cambiar el agua regularmente. Asegúrate de que tengan acceso a agua limpia todos los días. No solo mejorará su bienestar, sino que también contribuirá a la producción de huevos de calidad. Gallinas felices, huevos felices, ¿verdad?
5. Encerrarlas todo el tiempo
Las gallinas son unas auténticas aventureras. Aunque parezcan tranquilas y tiernas en su gallinero, en el fondo llevan un espíritu explorador muy fuerte. Si las mantenemos encerradas todo el tiempo, no solo se aburren, sino que, en algunos casos, ¡pueden volverse bastante agresivas! Es como si las encerráramos en su propia realidad, y eso no es justo para ellas.
Imagina un día soleado y amplio, con un jardín lleno de bichitos y semillas. Las gallinas lo ven como un paraíso. Cuando les das la oportunidad de salir, se lanzan a investigar cada rincón: picotean el suelo, se rascan, y, sí, ¡también hay un poco de juego entre ellas! Buscar pequeños insectos es su actividad favorita, y les ayuda a mantenerse sanas y felices.
Así que si tienes gallinas, hazte un favor a ti y a ellas. Siempre que sea seguro, dales tiempo para explorar. Verás cómo se transforman en unos seres llenos de vida y alegría. Después de todo, ser gallina no significa estar encerrada; ¡significa ser exploradora por naturaleza!
6. No protegerlas de los depredadores
Imagina esto: tienes un hermoso gallinero, lleno de gallinas felices que ponen huevos frescos todas las mañanas. Te sientes orgulloso y crees que todo está bajo control. Pero, esperate un momento. ¿Has pensado en los posibles intrusos que podrían estar al acecho? Ratas, mapaches, zorros y hasta aves rapaces pueden hacer de las suyas si no estás atento.
Puede que creas que tu gallinero es seguro, pero a veces los peligros son más sutiles de lo que pensamos. Una rendija aquí, una puerta que no cierra bien allá, y de repente, tus gallinas están expuestas. Aunque no veas a esos intrusos a la vista, ellos saben que hay un banquete listo para disfrutar. Las pobres gallinas no solo están en riesgo, sino que el estrés que les genera la amenaza, aunque sea invisible, puede afectarlas gravemente.
Por eso, hay que poner un ojo en los pequeños detalles. Cada noche, asegúrate de cerrar bien el gallinero y revisa que no haya zonas vulnerables. Fortalecer ese espacio donde tus gallinas viven no solo las protege de los depredadores, sino que también les da tranquilidad. Al final del día, tus gallinas merecen un hogar seguro y feliz, ¿no crees?
7. Hacer mucho ruido cerca del gallinero
Las gallinas son animales más sensibles de lo que muchos piensan. A pesar de su apariencia robusta, estos encantadoras aves realmente valoran un entorno tranquilo. Si te gusta tener la música a todo volumen, usar maquinaria ruidosa o gritar como si estuvieras en un concierto, es probable que tus gallinas no lo pasen nada bien.
A ellas les encanta la calma y la serenidad. En un ambiente ruidoso, pueden estresarse, lo que no solo afecta su bienestar, sino que también puede influir en su salud y producción de huevos. Imagina que estás tratando de relajarte en casa y no paras de escuchar ruidos molestos. ¡Eso no es agradable!
Así que, si quieres que tus gallinas estén felices y saludables, trata de crear un espacio tranquilo para ellas. Baja un poco el volumen, apaga esa máquina ruidosa y hablemos en voz baja. Verás cómo tus gallinas, agradecidas, se comportan de una manera mucho más relajada.
8. Moverlas constantemente
¿A quién le gusta que lo estén moviendo de un lado a otro? Estoy seguro de que a nadie le agrada esa sensación de confusión. Y, sorprendentemente, las gallinas son exactamente igual. Si constantemente cambias su gallinero o las reubicas sin previo aviso, no solo van a estar confundidas, sino también bastante molestas.
Imagina que te despertaras un día y te dijeran que tienes que mudarte a un lugar diferente, sin haberlo planeado. Sería un caos, ¿verdad? Las gallinas sienten eso mismo. Necesitan una rutina y un hogar estable donde se sientan seguras y cómodas. Cuando tienen su espacio, pueden relajarse, poner huevos y, en general, vivir una vida feliz.
Por eso, si estás a cargo de unas gallinas, es fundamental darles ese sentido de estabilidad. Es un acto de respeto hacia su naturaleza. Así que si decides cambiar algo en su entorno, hazlo con calma y consideración. Ellas te lo agradecerán con su canto y, quién sabe, tal vez hasta te premien con unos huevos frescos.
9. No limpiar su gallinero
Cuando piensas en un gallinero, lo último que debería venir a tu mente es un lugar sucio y maloliente. ¡Vamos! Un gallinero descuidado puede convertirse en una auténtica pesadilla, tanto para ti como para tus queridas gallinas. No solo se trata de un olor desagradable que puede arruinar tu día, sino que también estás creando un ambiente poco acogedor y, lo que es peor, peligroso para tus animales.
Imagina a tus gallinas viviendo entre desechos, bacterias y parásitos. No suena muy divertido, ¿verdad? La verdad es que un espacio sucio puede ser un caldo de cultivo para enfermedades, lo que puede afectar seriamente la salud de tus aves. Y no solo eso; el aire contaminado no es bueno para nadie que respire allí, ni siquiera para ti.
Dedicar un tiempo a la limpieza frecuente del gallinero es, sin duda, una inversión que vale la pena. Mantener sus dormitorios cómodos y limpios hará que tus gallinas se sientan más felices y saludables. Además, tú podrás disfrutar de un espacio que no huela a… bueno, a gallinero. Así que, ¡manos a la obra! Con un poco de trabajo, puedes transformar ese lugar en un hogar agradable para tus plumas y para ti.
10. Recoger huevos sin cuidado
Recoger huevos de gallina es una tarea que muchos de nosotros vemos como rutina y, en cierto sentido, como algo sencillo. Sin embargo, parece que la perspectiva de las gallinas es bastante diferente. Imagínate que eres una gallina: has puesto tu huevo con esfuerzo, lo has acomodado en tu nido preferido y, de repente, alguien viene y se lo lleva sin pedir permiso. ¡Menuda falta de respeto!
A muchas gallinas les gusta tener su espacio y, si te apresuras o no lo haces con cuidado, puedes hacer que se sientan invadidas. Esto puede causarles estrés, y eso no es lo que queremos, ¿verdad? Hay gallinas que son verdaderas mamás en su corazón; crean un vínculo con sus nidos y sus huevos, así que es esencial que respetemos esos pequeños mundos que han creado. Al acercarte a ellas, trata de ser suave, hablarles con calma y mostrarles que tienes buenas intenciones.
Además, no podemos olvidar a las gallinas cluecas, aquellas que se posicionan con firmeza sobre sus huevos, deseando incubarlos. Si te encuentras con una de estas damas tan decididas, lo último que deberías hacer es interrumpirla bruscamente. ¡Podrías generarles un estrés enorme! En lugar de eso, lo mejor es hablarles suavemente y ser pacientes. Al final del día, nuestras gallinas merecen todo el respeto, y un poco de consideración puede hacer una gran diferencia en su bienestar.
11. No prestarles atención
A veces, pensamos que las gallinas son solo esos animales que corren por el corral y ponen huevos, pero, ¡sorpresa! Tienen más personalidad de lo que imaginas. Claro, no son como los perros o gatos que vienen corriendo a buscar una caricia, pero esto no quiere decir que debas ignorarlas.
Si pasas tiempo observándolas, vas a notar cómo se relacionan entre sí y cómo cada una tiene su propio carácter. Algunas son tímidas, mientras que otras son más curiosas y aventureras. Cuando te interesas en ellas, ya sea mirando cómo picotean el suelo o simplemente sentándote a su lado, ellas lo sienten. Así como tú aprecias la atención de tus mascotas peludas, ellas también agradecen que les prestes un poco de tu tiempo.
Además, interactuar un poco con ellas puede ser muy divertido. Puedes ofrecerles un poco de comida o simplemente ver cómo se mueven; puedes aprender mucho de su comportamiento. Recuerda, no seas ese dueño distante que aparece solo para darles de comer y luego se marcha. Tener gallinas puede ser una experiencia muy enriquecedora, y todo comienza al acercarte y mostrarles que te importan.
12. Descuidar su nido
Una de las lecciones más importantes que hemos aprendido es que un buen nido, cómodo y acogedor, es fundamental para mantener a nuestras gallinas felices y productivas. Si no les proporcionamos un espacio adecuado para poner sus huevos, pueden volverse muy infelices, y eso es algo que definitivamente queremos evitar.
Imagínate a una gallina buscando un lugar para poner su huevo. Si no encuentra un nido cómodo, puede terminar poniendo huevos en lugares aleatorios, como la esquina del gallinero. ¡Eso es un caos! Y lo que es aún peor, el estrés de no tener un lugar adecuado puede hacer que algunas gallinas dejen de poner huevos. ¡No queremos eso! Necesitamos que nuestras gallinas se sientan seguras y relajadas para que puedan hacer lo que mejor saben: poner huevos frescos y deliciosos.
Por eso, es súper importante asegurarnos de que sus nidos sean lo más cómodos posible. Deben estar bien acolchados, así que no escatimes en paja limpia. A las gallinas les encanta escarbar y acomodarse, y la paja les proporciona el espacio ideal para hacerlo. Además, los nidos deben ser de fácil acceso. Si están demasiado altos o difíciles de alcanzar, seguramente se desanimarán y buscarán lugares más convenientes, que no siempre son los mejores a la hora de cuidar nuestros huevos.
Bonus: ¡Recuerda que son más listas de lo que parecen!
A veces subestimamos a las gallinas. Las vemos picoteando el suelo y haciendo esos movimientos tan raros, y pensamos: “Pobrecitas, son tan tontas”. Pero aquí va la sorpresa: ¡son más listas de lo que creemos! A pesar de tener un cerebro pequeño, estas aves son capaces de recordar caras y rutinas, lo que es realmente impresionante si lo piensas.
Imagina que un día te acercas a ellas con un mal humor o simplemente haces algo que no les agrada. Las gallinas no olvidan tan fácilmente; créeme, te recordarán esa interacción. Así que, si de repente decides acercarte y te miran con esos “malos ojos”, no te sorprendas. ¡Puede que estén pensando en lo que hiciste la última vez! Es como si tuvieran su propio libro de quejas.
Si quieres llevarte bien con estas plumas parlantes, lo mejor es estar en sintonía con ellas. Darles un ambiente agradable, alimentarlas bien y ser un poco más amable puede hacer maravillas. Después de todo, tener un gallinero feliz significa gallinas felices, y eso se traduce en un mundo más armonioso tanto para ellas como para nosotros.
Entonces, ahí lo tienes. Estas 12 cosas podrían estar causando que tus gallinas te miren con algo de resentimiento (sí, ellas pueden hacerlo). Pero no te preocupes, parte de ser un buen cuidador de animales es aprender constantemente y mejorar. Al final del día, si tus gallinas son felices, productivas y saludables, sabrás que estás haciendo un buen trabajo. ¿Y quién no quiere un feliz “co-co-co” de agradecimiento?
Recuerda: ¡menos cosas que odien, más amor y huevos frescos para ti!