18 cosas que deberías saber antes de tener Gallinas

Tener gallinas puede parecer súper encantador, ¿verdad? Imagina esos huevos frescos todas las mañanas, una bandada de plumíferas amigas picoteando alrededor del jardín y la sensación de vivir más conectado con la naturaleza. No quiero aguarte la fiesta, pero antes de lanzarte a armar un gallinero y empezar a comprar bolsas de maíz, hay algunas cosas importantes que debes saber. Las gallinas son animales fascinantes, pero también traen desafíos inesperados. Así que hoy voy a compartir contigo 18 cosas importantes que deberías considerar antes de convertirte en el orgulloso dueño de un grupo de gallinas.

1. Las gallinas son un compromiso a largo plazo

Mira, tener gallinas no es como cuidar un cactus al que sólo tienes que regar de vez en cuando – es mucho más parecido a tener un perro o un gato. Estos animales van a depender de ti todos los días, sin descanso, sin vacaciones. Las gallinas pueden vivir entre 8 y 10 años (¡algunas incluso más!), aunque su período de máxima producción de huevos generalmente dura los primeros dos o tres años. Después de eso, bueno, se convierten más en “mascotas con plumas” que en máquinas de poner huevos.

Además, necesitan comida fresca, agua limpia y mucho cuidado. Y no olvidemos el gallinero: hay que mantenerlo limpio constantemente, lo que puede ser un trabajo arduo, especialmente si tienes muchas gallinas. También requieren revisiones regulares para asegurarte de que no estén enfermas o infestadas de parásitos, lo cual no siempre es agradable, pero es parte del paquete. Si no estás listo para comprometerte a cuidarlas durante años, quizás deberías pensarlo dos veces antes de empezar.

2. ¡Harán MUCHOS sonidos únicos!

Cuando piensas en gallinas, probablemente viene a tu mente el clásico «cloqueo» o, tal vez, el chillido de un gallo al amanecer. Pero no te dejes engañar, porque las gallinas son unas parlanchinas impresionantes. Tienen un repertorio de sonidos bastante grande: cacareos suaves, cloqueos felices, ruidos de alarma cuando algo las asusta y, por supuesto, alaridos celebrando cuando ponen un huevo («¡miren todos, puse un huevo, soy increíble!»). Es un alboroto constante.

Esto puede ser encantador si disfrutas de la compañía sonora de los animales, pero ten en cuenta que no todo el mundo lo aprecia. Si tienes vecinos cerca, podrían llegar a molestarse. Y aunque no tengas gallos, las gallinas no son precisamente silenciosas. Así que prepárate para el ruido y aprende a disfrutar de esas charlas absurdamente entretenidas.

3. Olores interesantes, por decirlo de algún modo

Bien, aquí viene lo que nadie te cuenta: las gallinas no son precisamente las damas más elegantes del reino animal. Donde hay gallinas, hay caca… y mucha. Y no hablo solo de un poco aquí y allá; literalmente lo encontrarán todo como su baño personal. Así que si tienes una imaginación muy romántica de gallinas correteando alrededor de tu jardín impecablemente limpio, te espera una sorpresa.

La limpieza del gallinero se vuelve vital para evitar olores fuertes. El amoníaco que desprenden sus desechos puede volverse francamente abrumador si no manejas la situación de manera proactiva. Usa materiales como viruta de madera o paja para absorber la humedad y cámbialos regularmente. Además, a veces tendrás que enfrentar olores corporales algo… particulares, especialmente en días calurosos. Vamos, no es nada que no se pueda controlar, pero, seamos honestos, puede quitarte un poco de romance a la idea de tener gallinas.

4. Las razas tienen necesidades diferentes

No todas las gallinas son iguales. Así como hay perros pequeños, grandes, peludos o poco sociables, también hay una variedad impresionante de razas de gallinas, y todas tienen características únicas. Algunas razas, como la Rhode Island Red o la Leghorn, son productoras prolíficas de huevos y tienen una actitud más independiente. Otras, como las Silkies, son más tranquilas, dóciles y adorables, pero no son precisamente campeonas de la producción. Y luego están las razas raras con plumajes extravagantes que parecen salidas de un desfile de moda.

Esto significa que deberás investigar un poco antes de comprar tus gallinas. Algunas razas soportan muy bien el frío, mientras que otras prefieren climas cálidos; algunas son excelentes para familias con niños, mientras que otras pueden ser un poquito temperamentales. Elegir las razas adecuadas para tu situación es clave para asegurarte de que tanto tú como tus gallinas estén felices.

5. El temperamento varía mucho

Uno de los mayores descubrimientos que tendrás con las gallinas es que cada una tiene su propia personalidad. Sí, aunque no lo creas, no son sólo aves genéricas que vagan por ahí haciendo lo mismo. Algunas serán súper sociales y te seguirán mientras trabajas en el jardín, esperando que las alimentes con algún bocadillo. Otras serán más desconfiadas o incluso un poco agresivas, especialmente si te acercas demasiado al nido donde están cuidando sus huevos.

Además, las dinámicas entre gallinas pueden ser un drama absoluto. Ellas tienen una jerarquía, conocida como «el orden del picoteo», y no dudarán en poner a las demás en su lugar si sienten que alguien está invadiendo su territorio o interrumpiendo su puesto en la cadena alimenticia. Puede ser fascinante observar cómo interactúan, pero también puede ser un poco cruel entre ellas si no intervienes para evitar conflictos. Tendrás que tener paciencia y, con el tiempo, aprenderás a entender sus comportamientos individuales.

6. No pondrán huevos todos los días de año

Ahora, seamos realistas, muchas personas llevan a casa gallinas porque piensan que obtendrán huevos frescos todos los días del año. ¡Sorpresa! Aunque es cierto que algunas gallinas son muy prolíficas, no pondrán huevos todos los días. Factores como la edad, la raza, el clima y la estación pueden influir en la producción de huevos.

Por ejemplo, en invierno, muchas gallinas tienden a reducir su producción. También, las gallinas jóvenes que recién comienzan a poner huevos podrían no ser tan constantes al principio. Así que no te decepciones si al principio no llenas la nevera con huevos frescos todos los días; es parte del ciclo natural. Lo importante es proporcionarles un ambiente cómodo y saludable para que se sientan motivadas a poner.

7. Protección contra depredadores

Otro aspecto crucial al criar gallinas es asegurarte de que estén protegidas de los depredadores. Y créeme, hay más depredadores de lo que piensas. Dependiendo de dónde vivas, estos pueden incluir perros, coyotes, tejones, zorros, serpientes, mapaches e incluso aves rapaces como halcones. Tu trabajo como su cuidador es garantizar que tu gallinero sea seguro y resistente.

Un buen gallinero debe estar completamente cerrado y fabricado con materiales sólidos, como malla metálica fuerte (de preferencia no una muy delgada, porque los mapaches son maestros abriendo agujeros con sus hábiles garras). Además, el piso debería estar protegido, ya sea con cemento o malla enterrada bajo tierra, porque muchos depredadores intentan cavar debajo y meterse al gallinero por ahí.

Si permites que tus gallinas deambulen libremente (lo que muchas familias hacen), eso podría elevar el riesgo. Por lo tanto, deberías estar alerta y supervisarlas cuando estén fuera del gallinero. ¡Tus gallinas dependen de ti para estar seguras!

8. Las gallinas necesitan una dieta balanceada

¿Sabías que no basta con alimentarlas con maíz o restos de cocina? Aunque es tentador darles todos los residuos de tu comida para evitar desperdicios, las gallinas, como cualquier animal, necesitan una dieta equilibrada para mantenerse saludables y producir huevos de alta calidad. Esto significa que su alimento debe estar compuesto principalmente por un balance de proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas y minerales.

El alimento comercial para gallinas ponedoras suele ser una excelente opción porque está diseñado específicamente para cubrir sus necesidades nutricionales. Sin embargo, puedes complementar su dieta con golosinas naturales como vegetales frescos o insectos (ya sabes, a las gallinas les encantan las lombrices y los bichos pequeños). Solo asegúrate de evitar darles alimentos tóxicos, como chocolate, cebolla, cáscaras de patata cruda o cualquier comida que contenga demasiada sal.

Por último, si tienes espacio para dejar que tus gallinas busquen alimento en el patio, ¡lo agradecerán! Comerán pasto, semillas y pequeños insectos, lo que no solo las mantendrá entretenidas, sino que también enriquecerá su nutrición.

9. Consistencia en el agua: fresca y limpia

Aunque se habla mucho de la comida, a menudo se subestima otro componente esencial de su bienestar: ¡el agua! Las gallinas necesitan acceso constante a agua fresca y limpia, especialmente en climas cálidos. Un par de horas sin agua pueden afectar negativamente su salud e incluso detener su puesta de huevos.

El agua también debe estar fresca, sobre todo durante el verano. Si vives en áreas muy calurosas, necesitas asegurarte de que el agua nunca esté caliente, porque eso también puede desincentivar a tus gallinas a beber lo necesario. Por otro lado, en invierno debes estar atento para evitar que el agua se congele. ¿Un truco? Considera calentadores para bebederos si el lugar donde vives tiene inviernos muy fríos.

Además, recuerda limpiar sus recipientes de agua regularmente, ya que las gallinas tienden a ensuciar todo a su alrededor con tierra, plumas o, bueno… otras cosas menos agradables.

10. Espacio suficiente en el gallinero

Tus gallinas necesitan un espacio amplio y confortable para vivir felices. Hay una regla general que dice que cada gallina debería tener al menos unos 0,3 metros cuadrados dentro del gallinero y al menos un metro cuadrado en el área para andar libremente. Sin suficiente espacio, podrían sentirse estresadas, lo que llevaría a peleas, desplume de plumas entre ellas, o incluso problemas de salud.

Además del espacio básico, el gallinero necesita ciertos elementos imprescindibles, como áreas para dormir (a las gallinas les gustan los «palos» para posarse por la noche), cajas para poner huevos y buena ventilación. Asegúrate también de que estén protegidas del clima extremo: calor sofocante, frío intenso, lluvia abundante… las gallinas no son tan resistentes como parecen.

Ah, y no olvides que el espacio suficiente también facilita la limpieza. Un gallinero bien diseñado y limpio no solo es mejor para ellas, sino también para ti. Créeme, lidiar con malos olores no es algo que quieras incluir en tu lista diaria de tareas.

11. Revisión de Salud Regular

A ver, todos sabemos que mantenernos saludables requiere esfuerzo, ¿verdad? Bueno, lo mismo aplica para tus futuras gallinas. Estas aves son relativamente resistentes, pero eso no significa que no puedan enfermarse de vez en cuando. Una de las cosas más importantes que debes hacer es aprender a reconocer los primeros signos de enfermedad: ojos llorosos, plumas desordenadas, cambios en el comportamiento o cualquier señal de letargo son pequeñas banderas rojas.

También tendrás que vigilarlas para detectar parásitos como ácaros o lombrices, que pueden ser un problema común. No te preocupes, no hay que volverse experto en medicina veterinaria, pero una rápida revisión semanal te ayudará a mantener a tus gallinas felices y en óptimas condiciones. Recuerda, «gallina feliz, dueño feliz».

Eso sí, si notas algo más serio, no dudes en contactar con un veterinario especializado en aves. Créeme, ahorrarás muchos problemas más adelante si eres proactivo con su salud.

12. Espacio para caminar y buscar alimento:

Por más bonito que se vea un gallinero compacto, ¡a las gallinas les gusta moverse! Necesitan espacio para estirar las alas, caminar y buscar bichitos en la tierra. No hace falta que vivas en una granja enorme, pero sí que tengas un espacio decente para que tus gallinas puedan explorar. Más allá de simplemente pasear, el comportamiento de «forrajeo» (ese clásico picoteo que hacen) es súper importante para su bienestar. En la naturaleza, las gallinas pasan la mayor parte del día buscando comida y moviéndose, por lo que limitar demasiado su movilidad puede causar estrés o incluso comportamientos agresivos entre ellas.

Si no puedes dejarlas libres todo el tiempo, considera construirles un corral espacioso donde puedan andar durante el día. Además, algo genial del forrajeo es que ayuda a complementar su dieta. Ah, y una advertencia: si tienes un hermoso jardín lleno de flores, prepárate porque lo más probable es que tus gallinas se conviertan en pequeñas jardineras destructoras. ¡Son curiosas por naturaleza!

13. Recoger los huevos regularmente

Si soñabas con recoger huevos frescos cada mañana, aquí va la buena noticia: ¡sí, es increíble, pero requiere constancia! Recoger los huevos de manera regular (idealmente todos los días) no solo asegura que tengas huevos frescos siempre, sino que también evita algunos problemas. Si dejas los huevos mucho tiempo en el nido, corres el riesgo de que se ensucien, se rompan o incluso que tus gallinas desarrollen la costumbre de comérselos. Créeme, una vez que prueban un huevo roto, puede ser difícil detener este hábito.

Además, durante los meses más cálidos, los huevos al sol pueden comenzar a incubarse o a descomponerse más rápido si no los recoges. Ah, y no olvides marcar en tu calendario cuando cada gallina comience a poner huevos, especialmente si tienes varias. Así podrás llevas registro de su rendimiento y salud.

Un tip extra: asegúrate de tener nidos cómodos y de fácil acceso para recolectar los huevos. Mientras más fácil sea para ti, ¡más disfrutarás la experiencia!

14. Los Baños de polvo:

Esto es algo que muchos no saben antes de tener gallinas: ¡adoran revolcarse en la tierra! Ese hábito curioso que parece solo un momento divertido en realidad es súper importante para ellas. Los baños de polvo (o polvo seco) son esenciales para mantener la higiene de las gallinas y ayudarles a prevenir plagas como ácaros y piojos. Básicamente, al cubrirse de polvo, crean una barrera natural contra bichos que podrían molestarles.

Si quieres que sean felices y estén limpias, asegúrate de que tengan acceso a un lugar seco y lleno de tierra o arena para que se bañen a su gusto. Una caja grande con tierra fina, ceniza o arena es perfecta si no tienen acceso a un espacio al aire libre. Te sorprendería lo feliz que se ponen cuando les das este «lujito». Eso sí, no te espantes si después de revolcarse parecen sucias; es solo una capa temporal para protegerse.

15. Manejo de los desechos de las gallinas

Debo ser honesto contigo: las gallinas son maravillosas, pero la parte menos glamorosa de tenerlas es, sin duda, manejar sus desechos. ¡Y producen bastante! La buena noticia es que puedes convertir esto en algo positivo. Las heces de las gallinas son un excelente fertilizante natural para el jardín… pero solo si se compostan correctamente. Usarlo directamente en las plantas puede quemarlas porque es demasiado fuerte, así que te recomiendo empezar un pequeño sistema de compostaje para aprovechar al máximo esta «aportación» de tus nuevas amigas.

Por otro lado, es crucial mantener el gallinero limpio. Si dejas que los desechos se acumulen, no solo huele mal, sino que también puede atraer roedores y enfermedades. Por eso, establece una rutina semanal para limpiar el área de las gallinas y cambiar la cama de su gallinero. Puede parecer trabajo (y lo es), pero con el tiempo se vuelve parte de tu día a día.

 16. Protección contra el clima extremo

Las gallinas son resistentes, pero eso no significa que sean invencibles. Si tu parte del mundo tiene veranos abrasadores o inviernos gélidos, necesitarás preparar el gallinero para proteger a tus mascotas de las inclemencias del tiempo. En los días de calor, asegúrate de que tengan sombra y acceso a agua fresca.

Es posible que necesites un ventilador o incluso un sistema de refrigeración si el calor es extremo. Por otro lado, en invierno necesitarás asegurarte de que su espacio esté bien aislado y que tengan un refugio cálido donde puedan resguardarse. Siempre es bueno recordar que, aunque son aves, ¡no quieren pasar su día en un sauna o congelarse! Tu dedicación a crear un ambiente cómodo hará que tus gallinas sean más felices y productivas.

17. Es una experiencia divertida y educativa

Ahora, aquí viene lo mejor: tener gallinas es una experiencia increíblemente divertida y educativa. No solo estás aprendiendo a cuidar de seres vivos, sino que también te estás conectando con la naturaleza, algo muy valioso en la vida moderna. Ver cómo interactúan tus gallinas, cómo acometen sus rutinas y se comunican entre sí es como tener un pequeño espectáculo de la vida natural en tu patio.

Además, si tienes niños, hay oportunidades fantásticas para que aprendan sobre la responsabilidad, el ciclo de la vida y la producción de alimentos de una manera muy práctica. Crear un vínculo con tus gallinas puede enseñarles una gran cantidad y hacer que valoren más de dónde provienen los alimentos que comen.

18. Tus gallinas se convertirán en parte de la Familia!

Por último, una de las sorpresas más grandes al tener gallinas es lo rápido que se convierten en parte de tu familia. Sí, puede sonar un poco loco, pero si eres como yo, acabarás hablando con ellas como si fueran tus mejores amigos. Coincidirás en que cada ave tiene su propia personalidad; habrá una que siempre sea la más curiosa, otra que siempre esté a la espera de una golosina y algunas que prefieren ser más reservadas.

Las gallinas son hilarantes y, a menudo, muy entretenidas. Con el tiempo, seguramente comenzarás a notar sus “jerarquías”, sus pequeñas peleas y su adorable manera de buscar tu atención.

¿Listo para empezar tu propia aventura como cuidador de gallinas? Hay algo especial en criar estas aves, desde los huevos frescos hasta su personalidad única. ¿Ya tienes experiencia o estás pensando en dar el paso? ¡Me encantaría leer tus tips, dudas o anécdotas en los comentarios! 

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