¿Tus gallinas no ponen? 12 soluciones que necesitas aplicar ya
Si tienes gallinas y te has dado cuenta de que no están poniendo huevos como deberían, seguro que te has preguntado: “¿Qué estoy haciendo mal?” O peor aún: “¿Estarán enfermas?” Tranquilo, no te preocupes. Las gallinas son criaturas fascinantes, pero también pueden ser un poco temperamentales cuando se trata de poner huevos.
A veces, el problema no es tan grave como parece, y con unos pequeños ajustes, puedes volver a tener esos huevos frescos en tu mesa. En este nuevo video vamos a hablar de 12 cosas clave que debes revisar si tus gallinas no están poniendo:
1. ¿Son demasiado jóvenes o demasiado viejas?
Empecemos con lo obvio, pero que a veces pasamos por alto. Las gallinas, como todo ser vivo, tienen un ciclo de vida. No esperes que una pollita de dos meses te ponga un huevo del tamaño de un melón al día siguiente. ¡Paciencia! Generalmente, las gallinas empiezan a poner huevos alrededor de las 5 a 6 meses de edad. Algunas razas son más precoces que otras, así que investiga un poco sobre la raza que tienes. Si tus gallinas son más jóvenes que eso, simplemente relájate y espera. Dale tiempo a su cuerpo a desarrollarse y a ponerse manos a la obra.
Por otro lado, si tus gallinas tienen varios años, digamos, más de cinco o seis, es probable que estén disminuyendo su producción. La producción de huevos alcanza su punto máximo durante los primeros dos o tres años de vida de una gallina y luego empieza a declinar gradualmente. Es la ley de la naturaleza. No es que se estén haciendo las vagas (bueno, quizás un poco), sino que sus cuerpos ya no son tan eficientes en la producción de huevos. En este caso, considera si vale la pena mantenerlas solo como mascotas (¡que también es válido!) o si es hora de darles una jubilación tranquila y pensar en renovar tu gallinero con gallinas más jóvenes.
Solución: Si son jóvenes, ten paciencia. Asegúrate de que tengan acceso a alimento para pollitas con el calcio adecuado y un ambiente seguro para crecer. Si son viejas, evalúa si su producción justifica el alimento que consumen. ¡Recuerda que las gallinas, incluso las viejas, son excelentes compañeras y controladoras de plagas!
2. La Muda: ¿Notas que tu gallina está perdiendo plumaje?
La muda es ese periodo caótico en el que el gallinero parece un campo de batalla de almohadas. Las plumas vuelan por todas partes, las gallinas parecen desaliñadas y, por supuesto, ¡los huevos desaparecen!
La muda es un proceso natural en el que las gallinas reemplazan su plumaje viejo y desgastado por uno nuevo y brillante. Es como si se estuvieran poniendo al día con la moda avícola. Sin embargo, este proceso requiere mucha energía. Piensa en todo el esfuerzo que supone crear plumas nuevas desde cero.
Durante la muda, la gallina dedica toda su energía a regenerar su plumaje, lo que significa que la producción de huevos pasa a un segundo plano. Es como si la gallina dijera: «Lo siento, huevos, ahora mismo estoy ocupada con mi apariencia».
La muda suele ocurrir una vez al año, generalmente en otoño, cuando los días se acortan y la temperatura baja. La duración de la muda varía de una gallina a otra, pero suele durar entre 4 y 12 semanas.
¿Qué puedes hacer para ayudar a tus gallinas durante la muda? Lo más importante es proporcionarles una alimentación rica en proteínas. Las plumas están hechas principalmente de proteína, así que necesitan un aporte extra para poder regenerarlas adecuadamente. Puedes complementar su dieta con semillas de girasol, gusanos de harina o incluso un poco de zanahoria rallada.
Además, asegúrate de que tengan un ambiente tranquilo y sin estrés. La muda ya es lo suficientemente estresante por sí sola, así que evita cualquier situación que pueda alterarlas.
3. La Alimentación: ¿Están comiendo lo suficiente y lo correcto?
La alimentación es la base de todo. Una gallina mal alimentada no va a poner huevos, así de simple. Es como pretender que un coche corra sin gasolina. Necesitan la energía y los nutrientes adecuados para poder producir esos preciados huevos.
Pero, ¿qué comen las gallinas? La base de su alimentación debe ser un pienso específico para gallinas ponedoras. Este pienso está formulado para proporcionarles todos los nutrientes que necesitan, incluyendo proteínas, carbohidratos, vitaminas y minerales.
Además del pienso, puedes complementar su dieta con otras cosas, como verduras, frutas, semillas y cereales. A las gallinas les encantan las sobras de la cocina, pero ten cuidado con lo que les das. Evita los alimentos salados, azucarados o grasos, así como los alimentos en mal estado.
También es importante que tengan acceso constante a agua fresca y limpia. La deshidratación puede afectar negativamente la producción de huevos.
Un consejo extra: ofrece a tus gallinas grit, que es una mezcla de piedritas y conchas de ostra. El grit les ayuda a triturar los alimentos en el buche y a absorber el calcio, que es esencial para la formación de la cáscara del huevo.
4. El Estrés: ¿Están nerviosas, asustadas o aburridas?
El estrés es el enemigo número uno de la producción de huevos. Si tus gallinas están nerviosas, asustadas o aburridas, es muy probable que dejen de poner huevos.
Las gallinas son animales sensibles y pueden estresarse por muchas cosas: ruidos fuertes, cambios en el entorno, depredadores, falta de espacio, falta de atención, etc.
Así que, observa a tus gallinas con atención y trata de identificar si hay algo que las esté estresando. ¿Hay perros ladrando cerca del gallinero? ¿Hay niños jugando cerca y las asustan? ¿Las estás cambiando de sitio constantemente? ¿Tienen suficiente espacio para moverse y picotear?
Una vez que hayas identificado la fuente de estrés, trata de eliminarla o minimizarla. Proporciónales un ambiente tranquilo y seguro, con suficiente espacio para moverse, picotear y socializar. Asegúrate de que tengan acceso a refugios donde puedan esconderse si se sienten amenazadas.
También es importante que les dediques tiempo y atención. Habla con ellas, acarícialas (si se dejan) y dales algunos premios de vez en cuando. Una gallina feliz es una gallina ponedora.
Y, por último, no te olvides del aburrimiento. Las gallinas se aburren con facilidad, sobre todo si están encerradas en un espacio pequeño y sin nada que hacer. Proporciónales juguetes y actividades para mantenerlas entretenidas, como un montón de hojas secas para rascar, un columpio, o un espejo para que se vean reflejadas.
5. ¿Tienen suficiente luz para poner huevos?
La luz es un factor fundamental para la producción de huevos. Las gallinas necesitan al menos 14 horas de luz al día para poner huevos de forma regular. Durante los meses de invierno, cuando los días son más cortos, la producción de huevos disminuye significativamente.
¿Por qué la luz es tan importante? Porque estimula la glándula pineal, que es la encargada de regular la producción de hormonas que controlan el ciclo reproductivo de la gallina.
Si vives en una zona con inviernos largos y oscuros, puedes considerar instalar una luz artificial en el gallinero para complementar la luz natural. Lo ideal es proporcionarles 14 horas de luz al día, encendiendo la luz artificial por la mañana o por la noche, según sea necesario.
Ojo, no te excedas con la luz. Demasiada luz puede ser tan perjudicial como muy poca. No dejes la luz encendida toda la noche, ya que las gallinas también necesitan oscuridad para descansar.
6. Los Nidos: ¿Son cómodos, seguros y limpios?
Imagina por un momento que tienes que dormir, pero en un ambiente que te resulta incómodo, sucio y poco seguro. ¿Estarías muy animado de descansar ahí? ¡Claro que no! Pues lo mismo les pasa a tus gallinas. El nido es su espacio sagrado, el lugar donde deben sentirse seguras para depositar su preciado tesoro (el huevo, claro). Si el nido es una pesadilla, no te extrañe que prefieran poner en cualquier otro lado (y créeme, ¡encuentran lugares!).
¿Qué hace que un nido sea «bueno»? Pues para empezar, comodidad. Asegúrate de que el material de cama sea suave y mullido. Paja, heno, virutas de madera… lo que prefieras, pero que esté limpio y seco. A nadie le gusta poner un huevo en una cama húmeda y maloliente.
Después, la seguridad. El nido debe estar en un lugar tranquilo y protegido del bullicio del gallinero. Si las gallinas se sienten constantemente observadas o amenazadas, no se sentirán cómodas poniendo. Un lugar ligeramente oscuro suele ser mejor que uno completamente expuesto.
Por último, la limpieza. Limpia los nidos regularmente para evitar la acumulación de excrementos y ácaros (¡ya llegaremos a eso!). Una limpieza semanal suele ser suficiente, pero si tienes un problema de ácaros, tendrás que ser más constante.
Y un pequeño truco: pon huevos falsos (pueden ser de plástico o de cerámica) en el nido. Esto anima a las gallinas a poner allí, ya que ven que es un lugar «seguro» y «productivo». ¡El poder de la sugestión!
7. ¿Están plagadas de ácaros, piojos o gusanos?
Si tus gallinas están constantemente rascándose, perdiendo plumas o muestran signos de estrés, es muy probable que tengan compañía no deseada. Los ácaros, los piojos y los gusanos pueden causar estragos en la salud de tus gallinas, y una gallina enferma, adivina qué… ¡no pone huevos!
Los ácaros y los piojos son pequeños bichitos que se alimentan de la sangre y la piel de las gallinas. Pueden causar picazón intensa, irritación y anemia. Si observas detenidamente a tus gallinas, especialmente alrededor de la cloaca y debajo de las alas, podrás verlos. También puedes buscar pequeños puntos negros en el nido o en los posaderos.
Los gusanos son parásitos internos que pueden afectar el sistema digestivo de las gallinas. Pueden causar pérdida de peso, diarrea y disminución de la producción de huevos. Para detectarlos, tendrás que examinar las heces de tus gallinas. Si ves gusanos o huevos de gusanos, es hora de actuar.
¿Qué hacer al respecto? Lo primero, prevención. Mantén el gallinero limpio y seco. Añade tierra de diatomeas (una sustancia natural que mata los insectos) al polvo que usan las gallinas para bañarse.
Si ya tienes un problema, existen varios tratamientos disponibles. Puedes usar polvos insecticidas específicos para aves, sprays o incluso baños con productos naturales como el vinagre de manzana. Lo importante es tratar a todas las gallinas al mismo tiempo para evitar que se reinfesten. Y no te olvides de limpiar a fondo el gallinero, incluyendo los nidos, los posaderos y las paredes.
8. ¿Están enfermas?
Si descartaste parásitos y los nidos están como para que una reina ponga ahí, entonces hay que explorar si la gallina tiene alguna enfermedad. Una gallina enferma no tiene energía para poner huevos. Es como si te pidieran correr una maratón con gripe: ¡imposible!
Observa atentamente a tus gallinas para detectar cualquier signo de enfermedad. ¿Están apáticas? ¿Tienen las plumas erizadas? ¿Han dejado de comer? ¿Tienen secreción nasal o ocular? ¿Sus heces son anormales? Cualquier cambio en su comportamiento normal podría ser una señal de que algo anda mal.
Algunas enfermedades comunes que pueden afectar la producción de huevos incluyen la bronquitis infecciosa, la enfermedad de Newcastle y la influenza aviar. Si sospechas que tus gallinas están enfermas, lo mejor es consultar a un veterinario avícola. Ellos podrán diagnosticar la enfermedad y recomendar el tratamiento adecuado. No intentes automedicar a tus gallinas, ya que podrías empeorar la situación.
Recuerda que la prevención es la mejor medicina. Asegúrate de que tus gallinas tengan una dieta equilibrada, agua fresca y limpia y un ambiente limpio y seguro. Vacúnalas contra las enfermedades más comunes y mantén a los nuevos miembros del gallinero en cuarentena antes de introducirlos al grupo.
9. ¿Hace demasiado calor o demasiado frío?
Las gallinas son animales bastante resistentes, pero los extremos climáticos pueden afectar su producción de huevos.
El calor extremo puede causar estrés térmico, lo que reduce la producción de huevos y puede incluso provocar la muerte de las gallinas. Asegúrate de que tus gallinas tengan acceso a sombra fresca y agua fresca y abundante. Puedes instalar ventiladores en el gallinero para mejorar la circulación del aire. También puedes rociar agua sobre el gallinero para bajar la temperatura.
El frío extremo también puede afectar la producción de huevos. Las gallinas necesitan energía para mantenerse calientes, por lo que pueden poner menos huevos en invierno. Asegúrate de que el gallinero esté bien aislado y protegido del viento. Puedes usar una lámpara de calor para mantener el gallinero caliente, pero ten cuidado de no sobrecalentar el ambiente. También puedes aumentar la cantidad de alimento que les das a tus gallinas en invierno para que tengan más energía.
En general, la temperatura ideal para la producción de huevos está entre los 15 y los 25 grados Celsius.
10. ¿De qué raza es tu gallina?
Ojo aquí, que este punto es crucial. No todas las gallinas son iguales. Algunas razas están criadas específicamente para la puesta, mientras que otras son más para carne o de ornamento. No esperes que una gallina Brahma, que es enorme y peluda, te ponga un huevo cada día. Es como pedirle a un perro San Bernardo que gane una carrera de galgos.
Las razas ponedoras por excelencia son la Leghorn, la Rhode Island Red y la Sussex. Estas gallinas son verdaderas máquinas de poner huevos. Si lo que buscas es producción, estas son tus chicas.
Sin embargo, si tienes razas más raras o ornamentales como los Sebright o las sedosas del Japón, su producción será menor. No te frustres si no ponen tanto como las Leghorn. Su belleza y singularidad compensan la falta de huevos.
Solución rápida: Investiga qué razas tienes. Si no lo sabes, busca fotos online y compara. Una vez identificadas, busca información sobre su potencial de puesta. Si tienes razas de baja producción, ya sabes a qué atenerte. Si tienes razas ponedoras y no están poniendo, entonces sí que hay un problema.
11: ¿Les das suficiente agua?
Este punto es tan obvio que a veces lo pasamos por alto. Las gallinas necesitan agua fresca y limpia para vivir y para poner huevos. Si no tienen suficiente agua, su producción disminuirá drásticamente.
Asegúrate de que siempre tengan agua disponible, especialmente en los días calurosos. Cambia el agua regularmente para evitar que se contamine. Un bebedero sucio es un foco de bacterias y enfermedades.
Además, el agua debe estar a una temperatura adecuada. El agua demasiado fría en invierno o demasiado caliente en verano puede afectar negativamente a las gallinas.
Solución rápida: Comprueba regularmente el bebedero. ¿Está limpio? ¿Hay suficiente agua? ¿La temperatura es adecuada? Si la respuesta a alguna de estas preguntas es no, actúa rápidamente.
12. El Bullying: ¡No Más Acoso en el Corral!
¡El bullying no es exclusivo de los humanos! En el corral, también existe una jerarquía social y, a veces, las gallinas más fuertes acosan a las más débiles. Esto puede ser especialmente problemático si introduces gallinas nuevas en el gallinero.
Las gallinas acosadoras pueden picotear, perseguir y desplazar a las gallinas más débiles, impidiéndoles acceder a la comida y al agua. Esto puede causarles estrés, lesiones y, en casos extremos, incluso la muerte.
¿Cómo identificar el bullying en el corral? Observa el comportamiento de las gallinas. Si ves a alguna gallina aislada, con el plumaje erizado o con heridas, es probable que esté siendo acosada. También puedes observar si alguna gallina está impidiendo que otras accedan a la comida o al agua.
Para prevenir el bullying, es importante proporcionar suficiente espacio a las gallinas y asegurar que todas tengan acceso a la comida y al agua. Introduce gallinas nuevas gradualmente y supervisa su comportamiento para asegurarte de que no son acosadas. Si detectas bullying, separa a la gallina acosadora de las demás durante un tiempo para que aprenda una lección. También puedes proporcionar refugios en el corral donde las gallinas más débiles puedan esconderse.
Y ahí lo tienes, 15 soluciones que puedes implementar para convencer a tus gallinas de que vuelvan a su labor. Recuerda que cada gallinero es un mundo, y lo que funciona para uno puede no funcionar para otro. La clave está en observar a tus gallinas, identificar los posibles problemas y aplicar las soluciones de manera gradual y consistente. ¡Mucha suerte, y que vuelvan pronto los huevos a tu canasta! ¡A por ello!