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¡Se te acabó el alimento! 12 Dietas alternativas para gallinas

¡Ay, caramba! ¿Quién no ha estado ahí? Te levantas un domingo por la mañana, con la mejor intención de darle a tus queridas gallinas su desayuno, y… ¡sorpresa! El saco de alimento está más vacío que la cartera después de Navidad. El pánico se apodera de ti. ¿Qué van a comer tus emplumadas amigas? ¿Se van a desmayar de hambre? ¿Te van a mirar con esos ojitos acusadores?

Tranquilo, respira hondo. Las gallinas, aunque parezcan delicadas damiselas con sus plumas y sus cacareos, son en realidad unas supervivientes natas. Sus antepasados, los gallos salvajes de la jungla, no tenían un supermercado avícola a la vuelta de la esquina. Se las apañaban con lo que encontraban. Y tus gallinas, aunque estén un poco mimadas, tienen ese mismo instinto.

Así que, antes de que salgas corriendo a la tienda (si es que está abierta), o te pongas a hacer trueques con los vecinos, echa un vistazo a lo que tienes por casa. Es muy probable que puedas improvisar un banquete gallináceo de emergencia con cosas que ya tienes.

Eso sí, No pienses que tus gallinas van a vivir sin su pienso para siempre, los complementos presentados a continuación pueden sacarte del apuro un par de días, mientras consigues su saco de alimento balanceado.

Sin más que decir aquí tienes 12 opciones para mantener a tus gallinas felices y bien alimentadas, incluso cuando el alimento comercial escasea. Muy bien comencemos…

1. Restos de Cocina al rescate

Imagina esto: estás terminando de cenar, queda un poco de arroz, unas verduras salteadas que a nadie le apetecen, quizás un trocito de pan fresco… ¡Alto ahí! No lo tires a la basura. Ese es un festín en potencia para tus gallinas. La cocina, en realidad, es una mina de oro de «alimentos alternativos», pero hay que tener cuidado, porque no todo vale.

Piensa en las gallinas como en esos amigos que comen de todo… casi de todo. Hay cosas que, definitivamente, debemos evitar. Por ejemplo, olvídate de darles alimentos procesados, con mucha sal, azúcar o especias. Nada de patatas fritas, restos de pizza con pepperoni (por muy tentador que suene para ellas), ni salsas picantes. Tampoco les des alimentos con moho, obviamente, ni huesos de pollo (pueden astillarse y causarles daño). El chocolate, el aguacate y la cáscaras de patatas verde también están en la lista negra.

Pero, ¿qué  pueden comer? ¡Pues un montón de cosas! Restos de verduras cocidas (zanahorias, brócoli, calabacín, etc.), arroz integral, pasta cocida (sin salsas pesadas), frutas (manzanas, peras, melón, sandía, ¡les encantan las bayas!), pan duro remojado en agua (para que sea más fácil de digerir), e incluso un poquito de carne o pescado cocido (sin huesos ni espinas, por favor). La clave está en la moderación y la variedad. No les des un solo tipo de alimento en grandes cantidades. Piensa en ello como un complemento a su dieta, no como la base principal.

Un truco que yo uso es tener un cubo especial en la cocina para los restos «aptos para gallinas». Así, cuando voy a cocinar, ya sé qué puedo reservar para ellas. Es una forma genial de reducir el desperdicio de alimentos y, al mismo tiempo, darles un capricho a mis plumíferas.

2. Granos caseros: ¡La despensa de la abuela al servicio de las gallinas!

Si eres de los que tienen un saco de avena olvidado en la despensa o un bote de arroz integral a medio consumir, ¡estás de suerte! Los granos son una excelente fuente de energía para las gallinas y les ayudan a mantenerse activas y saludables.

Pero no les des solo un tipo de grano. Al igual que con los restos de cocina, la variedad es la clave. Puedes mezclar diferentes tipos de granos, como avena, trigo, cebada, maíz (en pequeñas cantidades, ya que es bastante calórico) y arroz integral.

Si tienes la suerte de tener un molinillo en casa, puedes incluso moler los granos para que sean más fáciles de digerir para las gallinas, especialmente para las más jóvenes.

Además, puedes germinar los granos para aumentar su valor nutricional. La germinación libera enzimas que facilitan la digestión y aumenta la cantidad de vitaminas y minerales. ¡Es como darles un suplemento vitamínico natural!

Recuerda que los granos deben complementar su dieta, no ser la base. Asegúrate de que también tengan acceso a otras fuentes de alimento, como verduras, frutas y proteínas.

3. Vegetales del Jardín: El «Supermercado» Natural de la Gallina

Si tienes un huerto, ¡enhorabuena! Tienes un auténtico paraíso para tus gallinas. Las verduras frescas son una fuente increíble de vitaminas, minerales y fibra, y a las gallinas les chiflan. Es como si tuvieran un radar incorporado para detectar cualquier hoja verde que se asome.

¿Qué verduras puedes darles? Prácticamente todas las que se te ocurran. Les encantan las hojas verdes como la lechuga, la espinaca, la acelga, la col rizada… También disfrutan de las zanahorias (tanto las hojas como la raíz), los pepinos, los calabacines, los tomates (¡maduros, por favor! Los verdes son tóxicos), los pimientos, el brócoli, la coliflor… La lista es interminable.

Incluso puedes cultivar algunas plantas específicamente para ellas. Por ejemplo, la alfalfa es una excelente fuente de proteínas y a las gallinas les encanta. También puedes plantar hierbas como el perejil, el cilantro o la menta, que no solo son nutritivas, sino que también ayudan a mantener fresco el gallinero.

Un consejo: si tienes muchas verduras, puedes colgarlas del techo del gallinero o del corral. Así, las gallinas tendrán que estirarse y saltar para alcanzarlas, lo que les proporcionará ejercicio y entretenimiento. ¡Es como un gimnasio y un buffet al mismo tiempo!

Y si no tienes huerto, no te preocupes. Siempre puedes pedirle a tus vecinos o amigos que te guarden los restos de verduras que no vayan a utilizar, o comprar verduras de temporada a buen precio en el mercado.

4. Insectos y Gusanos: La Proteína «Salvaje» (y un Poco Asquerosa, Admitámoslo)

Vale, esta parte puede que no sea para los aprensivos, pero las gallinas son, en esencia, pequeños dinosaurios carnívoros (en miniatura, claro). Y los insectos y gusanos son una fuente de proteína brutal para ellas. De hecho, si las dejas sueltas en el jardín, verás que pasan gran parte del día escarbando en la tierra en busca de estos «manjares».

Si quieres darles un aporte extra de proteína, puedes criar tus propios gusanos. Suena un poco asqueroso, lo sé, pero es más fácil de lo que parece. Hay varios métodos, desde la cría de gusanos de la harina (tenébrios) hasta la lombricultura (cría de lombrices).

Si la idea de criar gusanos te da repelús, no te preocupes. También puedes comprar gusanos secos en tiendas de animales o en línea. Son una opción más «limpia» y fácil de manejar.

Otra opción es simplemente dejar que tus gallinas exploren el jardín (siempre bajo supervisión, claro, para evitar que se escapen o que se metan en problemas). Ellas solitas se encargarán de encontrar insectos, gusanos, caracoles y otros bichitos. Es una forma natural y gratuita de complementar su dieta.
Y si vives en una zona rural, las gallinas cazaran sus propios insectos sin que tu tengas que hacer nada.

5. Pasto y Hierbas: El «Snack» Verde y Siempre Disponible

El pasto y las hierbas es, quizás, la fuente de alimento alternativa más básica y accesible para las gallinas. Si tienes un jardín con césped, ya tienes una buena parte del trabajo hecho.

Las gallinas disfrutan picoteando el pasto, especialmente si es tierno y fresco. También les gustan otras hierbas como el trébol, el diente de león (¡les encantan las flores!), la ortiga (sí, ¡la ortiga! Una vez cocida o seca, pierde su poder urticante y es muy nutritiva) y muchas otras plantas silvestres.

El pasto y las hierbas no solo les proporcionan fibra, sino que también les ayudan a mantener su sistema digestivo en buen estado. Además, el picoteo constante les ayuda a desgastar el pico y a mantenerse entretenidas.

Si no tienes un jardín con césped, puedes plantar hierba en macetas o jardineras. También puedes recoger hierbas silvestres en zonas no tratadas con pesticidas ni herbicidas. Asegúrate de identificar correctamente las plantas antes de dárselas a tus gallinas, ya que algunas pueden ser tóxicas.

6. Cáscaras de Huevo: El Reciclaje Perfecto (y Crujiente)

Suena un poco caníbal, ¿verdad? Pero, ¡no te preocupes! No estamos hablando de que las gallinas se coman los huevos frescos. Me refiero a las cáscaras de los huevos que ya has utilizado para cocinar. Las cáscaras de huevo son una fuente riquísima de calcio, un mineral esencial para la producción de huevos con cáscaras fuertes y saludables.

¿Cómo funciona esto? Fácil. Recoge las cáscaras de huevo después de usarlas, lávalas bien para quitar cualquier resto de clara o yema (¡no queremos salmonella!), y luego hiérvelas durante unos minutos para desinfectarlas aún más. Una vez que estén limpias y secas, las horneas a baja temperatura (unos 150 grados centígrados) durante unos 15 minutos para que se vuelvan quebradizas. Finalmente, las trituras hasta obtener una especie de polvo o trozos pequeños que puedas mezclar con el resto de la comida de las gallinas.

La clave aquí es la cocción. Este proceso elimina cualquier bacteria que pueda estar presente y hace que el calcio sea más fácil de absorber para las gallinas. Además, al ser las cáscaras de huevo de ellas mismas, no hay riesgo de rechazo o alergias (a menos que tengas una gallina extremadamente quisquillosa, ¡que las hay!). Es un reciclaje perfecto y una forma económica y sostenible de darles un extra de calcio. ¡Piensa en ello como un suplemento vitamínico natural made in casa!

7. Semillas y Frutos Secos: Un Festín de Energía (con Moderación)

Las semillas y los frutos secos son como la comida rápida para las gallinas, ¡pero de la buena! Son una fuente concentrada de energía, grasas saludables y proteínas, perfectas para mantener a tus gallinas activas, ponedoras y con un plumaje brillante. Girasol, calabaza, sésamo, lino… ¡la lista es interminable! Y con los frutos secos, pasa lo mismo: nueces, almendras, avellanas… siempre y cuando sean naturales y sin sal.

¿Por qué sin sal? Pues porque las gallinas no necesitan mucha sal en su dieta, y un exceso puede ser perjudicial para su salud. Además, evita los frutos secos tostados o salados, ya que suelen contener aceites y aditivos que no son muy recomendables para ellas.

Un puñado de semillas y frutos secos mezclados con el resto de la comida de las gallinas es un excelente complemento nutricional. También puedes esparcirlos por el gallinero para que las gallinas se entretengan picoteando y buscando su «tesoro». ¡Es una forma divertida de estimular su instinto natural de búsqueda de alimento! Eso sí, modera las cantidades. Demasiada grasa puede hacer que las gallinas engorden y dejen de poner huevos. Todo con moderación, como en la vida misma.

8. Algas Marinas: El Toque Exótico (y Nutritivo)

¡Algas marinas! ¿En serio? ¡Sí! No te asustes, no estamos hablando de que les des a tus gallinas una ensalada de wakame. Me refiero a las algas marinas secas y trituradas, que puedes encontrar en tiendas de productos naturales o para animales.

Las algas marinas son una fuente increíble de minerales esenciales, como el yodo, el hierro y el calcio. También contienen vitaminas, aminoácidos y antioxidantes.

El yodo, en particular, es crucial para la función tiroidea de las gallinas, que a su vez influye en la producción de huevos. Una deficiencia de yodo puede provocar huevos pequeños, con cáscaras débiles y una menor tasa de puesta.

¿Cómo se utilizan las algas marinas? Normalmente, se mezclan con el resto de la comida de las gallinas en pequeñas cantidades. Una cucharadita por cada kilo de alimento es suficiente. También puedes espolvorearlas sobre el suelo del gallinero para que las gallinas las piquen a su gusto.

9. Legumbres Cocidas (sin sal)

Las legumbres son una excelente fuente de proteína vegetal, lo cual es esencial para la salud y la puesta de huevos de tus gallinas. Lentejas, garbanzos, judías (frijoles), guisantes… Todas son opciones válidas, siempre y cuando estén bien cocidas y sin sal.

La sal es perjudicial para las gallinas, así que es fundamental que cocines las legumbres sin añadir sal ni ningún otro condimento. Si tienes legumbres ya cocidas en conserva, asegúrate de enjuagarlas bien para eliminar el exceso de sal.

Al igual que con los granos, las legumbres crudas pueden ser difíciles de digerir para las gallinas, así que es imprescindible cocinarlas antes de dárselas. Puedes hervirlas hasta que estén blandas o incluso hacer un puré para facilitarles la digestión.

Las legumbres son especialmente útiles durante la época de muda, cuando las gallinas necesitan más proteína para regenerar sus plumas. También son una buena opción para complementar la dieta de las gallinas jóvenes, que necesitan más proteína para crecer y desarrollarse.

10. Carne y pescado cocido en cantidades mínimas

Aquí viene el tema controvertido! Las gallinas, a pesar de su imagen de aves herbívoras, son en realidad omnívoras. Y aunque no lo creas, un poco de carne o pescado cocido puede ser una excelente fuente de proteína animal para ellas.

Pero ojo, ¡con moderación! No se trata de convertir a tus gallinas en depredadores sedientos de sangre. Una pequeña cantidad de carne o pescado cocido, sin huesos ni piel, una o dos veces por semana, es suficiente para darles un impulso proteico.

Puedes usar sobras de pollo cocido, pescado al horno o incluso un poco de carne picada cocida. Asegúrate de que la carne o el pescado estén bien cocidos para evitar la transmisión de enfermedades, y córtalos en trozos pequeños para facilitar su consumo.

Evita a toda costa la carne cruda o poco cocida, ya que puede contener bacterias peligrosas para las gallinas. Tampoco ofrezcas huesos, ya que pueden astillarse y causar lesiones. Y recuerda, la carne y el pescado son un complemento, no un sustituto del pienso.

Bonus: Dieta de Supervivencia: ¡Improvisa!

Llegamos al plan Z, la opción «apocalipsis zombie» para cuando de verdad no tienes nada más a mano. En esta situación, la improvisación es la clave. Sal al jardín o al campo y observa lo que hay disponible.

Las lombrices de tierra son una excelente fuente de proteína animal. Si tienes la suerte de tener un compostador, ¡tus gallinas te lo agradecerán eternamente! También puedes buscar insectos, como grillos, saltamontes o hormigas.

Las hojas verdes, como la lechuga, la espinaca o la hierba, son una buena fuente de vitaminas y minerales. Si tienes un huerto, puedes ofrecerles las hojas de los cultivos que ya no vayas a utilizar.

Las malas hierbas, como el diente de león o la ortiga, también son nutritivas para las gallinas. Asegúrate de que no estén contaminadas con pesticidas o herbicidas antes de ofrecerlas a tus aves.

En esta situación, es importante observar el comportamiento de tus gallinas. Si las ves picoteando algo con entusiasmo, probablemente sea comestible. Si lo rechazan, es mejor no insistir.

Recuerda que esta dieta de supervivencia es solo una solución temporal. Tan pronto como puedas, consigue pienso para gallinas para asegurar que reciban todos los nutrientes que necesitan.

Pensamientos finales

Recuerda, estas dietas alternativas son soluciones temporales. Lo ideal es conseguir pienso de calidad lo antes posible. Mientras tanto, observa a tus gallinas de cerca. Si notas algún cambio en su comportamiento, su apetito o su producción de huevos, ajusta su dieta en consecuencia. Y, sobre todo, ¡no te rindas! Con un poco de creatividad y un poco de paciencia, puedes mantener a tus gallinas felices y sanas hasta que puedas reponer su suministro de pienso.

¡Y no olvides apuntar en el calendario la fecha en la que te quedaste sin pienso para que no te agarre desprevenido la próxima vez! ¡Mucha suerte y que tus gallinas sigan poniendo huevos de oro!

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