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12 errores comunes en la alimentación de gallinas

Mantener gallinas felices y saludables puede parecer algo sencillo, pero alimentar a estas aves con la dieta correcta juega un papel crucial en su bienestar, productividad y longevidad. Sin embargo, aún con las mejores intenciones, muchas personas cometen errores comunes en la alimentación de sus gallinas, ya sea por desconocimiento o por simplemente seguir prácticas incorrectas. Si bien son animales resistentes y bastante adaptables, necesitan ciertas condiciones para mantenerse en su mejor estado.

Aquí te contaré sobre los 12 errores más frecuentes en la alimentación de gallinas, para que puedas evitar cometerlos y convertirte en un experto en el cuidado de tus aves.

1. Darles la comida equivocada

Uno de los errores más comunes y aparentemente más inofensivos es darles a las gallinas alimentos incorrectos. Algunas personas asumen que, porque las gallinas son bastante resistentes y tienen una alimentación amplia en la naturaleza, pueden comer prácticamente cualquier cosa. Esto no es cierto. Hay alimentos que son peligrosos, e incluso tóxicos, para las gallinas.

Por ejemplo, muchos piensan que está bien darles los restos de nuestra mesa, pero ciertos alimentos como el aguacate (especialmente la piel y el hueso), los cítricos, el chocolate, la cebolla y algunas plantas son dañinas. También hay quienes les dan alimentos procesados como pan mohoso o sobras con demasiada sal, lo cual no solo les hace más daño que bien, sino que puede afectar negativamente la producción de huevos y su salud general.

¿Qué es lo ideal? Alimentarlas con alimentos específicos diseñados para gallinas ponedoras, como un buen pienso balanceado que cubra sus necesidades nutricionales. Este tipo de alimento incluye las proteínas, vitaminas y minerales necesarios para mantenerlas saludables y productivas. Y si decides complementar el pienso con alimentos naturales, asegúrate de investigar bien qué es seguro para ellas. Por ejemplo, les encanta el maíz y los vegetales como calabacines o lechuga, pero siempre en cantidades moderadas.

2. Olvidarse de proveer un suplemento de calcio

¿Has notado alguna vez que los huevos de tus gallinas tienen cáscaras finas o, peor aún, que las cáscaras son casi inexistentes? Esto podría ser señal de que a tus gallinas les hace falta calcio. ¡Y este es un error muy frecuente! El calcio es vital para las gallinas ponedoras porque, después de todo, están produciendo cáscaras de huevo casi todos los días, y eso requiere una cantidad significativa de este mineral.

Algunas personas piensan que el pienso comercial contiene todo lo necesario para cubrir las necesidades de las gallinas, pero la verdad es que, si estás criando ponedoras, necesitas ir un paso más allá. Un buen suplementador de calcio puede ser algo tan básico como conchas de ostras trituradas. Estas se venden en tiendas de animales o agrícolas y son una excelente fuente de calcio que las gallinas consumirán según sus necesidades.

Por supuesto, también puedes reciclar las cáscaras de huevo de las gallinas, siempre que las limpies, las tritures y las seques bien antes de ofrecérselas, para evitar problemas de canibalismo (sí, suena raro, pero puede suceder). No olvides asegurarte de que el suplemento esté siempre disponible para ellas, ya sea en un comedero aparte o mezclado en pequeñas cantidades con su comida principal.

3. No asegurarse de que tengan una dieta variada

Aunque el pienso comercial para gallinas es una excelente base para su dieta, un error frecuente es depender exclusivamente de este y no incluir variedad. Las gallinas, al igual que nosotros, disfrutan de una dieta variada, y de hecho lo necesitan para mantenerse en plena forma. Una alimentación monótona podría dejar fuera ciertos nutrientes esenciales y, francamente, podría abrumarlas con aburrimiento. Si una gallina está aburrida, lo notarás: picotean menos, están menos activas y a veces incluso pueden desarrollar malos hábitos, como picotearse entre ellas.

Un error relacionado es no dejarlas buscar su propia comida, como insectos, lombrices o hierbas, especialmente si tienen acceso al exterior. Las gallinas que tienen la oportunidad de explorar y «rascar» el suelo suelen ser más saludables y felices. Esta actividad no solo les permite complementar su dieta con proteínas e incluso minerales que encuentran en la naturaleza, sino que además les brinda el ejercicio que necesitan.

Si no puedes soltarlas a diario, considera complementar su dieta con verduras y frutas seguras, semillas o granos. También les encantan las sobras de vegetales crudos (sin sal ni condimentos) y productos como avena cocida en pequeñas cantidades. Pero, como siempre, todo con moderación. El balance es clave.

4. Sobrealimentarlas: Más no siempre es mejor

Este es un error que cometen muchos dueños, sobre todo aquellos que se dejan llevar por el encanto de sus amigas emplumadas. Sí, a todos nos derrite ver cómo las gallinas se emocionan al vernos llegar con comida, pero no te dejes engañar: las gallinas no siempre saben cuándo parar. Darles de más no las hará más felices ni más saludables, sino todo lo contrario.

El exceso de alimento puede llevar a problemas serios como obesidad. Las gallinas con sobrepeso pueden tener dificultades para poner huevos, ya que el exceso de grasa obstaculiza su capacidad para producir huevos de calidad. También pueden experimentar problemas de movilidad e incluso fallos de salud como hígado graso, lo cual suena tan malo como es.

Es importante medir las raciones de comida según el tamaño de tu bandada y sus necesidades específicas. Una gallina de postura típica come alrededor de 100-120 gramos de alimento balanceado al día. Complementar con túnicas de fruta, verdura fresca o algo de grano está bien, pero siempre con moderación. Recuerda, alimentar no es una competencia de generosidad; es cuestión de proporciones.

5. Darles comida mohosa o en mal estado

Otro error bastante común y bastante peligroso es alimentar a las gallinas con comida que no está en buen estado. Hay un mito persistente que dice que las gallinas pueden comer cualquier cosa sin problemas, y aunque estas aves son muy versátiles en su dieta, esto no significa que sean indestructibles. Darles alimentos con moho, rancios o podridos puede ser una mala idea.

Imagina que alguien te ofrece un plato de comida con un toque de moho. Horrible, ¿cierto? Pues tus gallinas sienten lo mismo, aunque a veces lo coman porque no tienen otra opción. Los alimentos en mal estado pueden causar intoxicaciones y enfermedades digestivas graves, dañando severamente su salud. Los mohos, por ejemplo, suelen contener micotoxinas, que son altamente perjudiciales para el sistema digestivo y el hígado de las gallinas.

La regla de oro aquí es simple: si tú no comerías algo, no se lo des a ellas. Revisa siempre los granos y alimentos antes de repartirlos, y asegúrate de almacenar la comida en un lugar fresco, seco y sin humedad. También es buena práctica limpiar los comederos regularmente, ya que los restos de comida vieja podrían convertirse en un caldo de cultivo para el moho.

6. Proporcionar agua sucia o insuficiente:

Todos sabemos que el agua es fundamental para cualquier ser vivo, y tus gallinas, por supuesto, no son la excepción. Sin embargo, la verdad es que muchas veces no le damos tanta importancia al agua como a la comida. Este es otro error clásico, que puede tener consecuencias serias para la salud de las gallinas y su bienestar general.

Proporcionar agua insuficiente o sucia no solo es desagradable para las aves, sino que también afecta directamente su capacidad para producir huevos de calidad e incluso puede ponerlas en peligro. Las gallinas beben mucha agua para mantenerse hidratadas, especialmente durante los días calurosos. Sin suficiente agua, se deshidratan rápidamente y esto puede provocar problemas de salud graves.

También hay que prestar atención a la calidad del agua. Un bebedero sucio puede convertirse en un foco de bacterias, algas y otros microorganismos que pueden causar enfermedades. No es raro ver bebederos llenos de tierra, plumas y, bueno, «otras cosas», pero esto es algo que debemos evitar a toda costa. Limpia los bebederos con regularidad y cambia el agua todos los días o más seguido si es necesario. El agua fresca y limpia es un pequeño gesto que marca una gran diferencia para el bienestar de tus aves.

7. Darles alimento para otras especies

Darles alimento diseñado para otras especies. Puede parecer algo inofensivo, pero en realidad tus gallinas necesitan una dieta equilibrada y diseñada específicamente para ellas. Proporcionarles alimento para otro tipo de animales, como perros, gatos o incluso cerdos, puede causar problemas serios a largo plazo.

Los alimentos para otras especies no están formulados para satisfacer las necesidades nutricionales de las gallinas. Por ejemplo, el alimento para perros tiene una alta cantidad de proteínas y grasas que no son ideales para las gallinas. Por otro lado, el alimento para rumiantes como vacas o cabras puede carecer de ciertos nutrientes esenciales como calcio o fósforo, que son indispensables para que las gallinas produzcan huevos con cáscaras fuertes.

Hoy en día es fácil encontrar alimentos específicos para gallinas en casi cualquier tienda agrícola o de mascotas. Estos alimentos balanceados contienen la proporción adecuada de proteínas, carbohidratos, vitaminas y minerales que tus aves necesitan. Si quieres mimarlas un poco más, puedes complementar su dieta con golosinas ocasionales como lombrices de tierra, verduras frescas o cascara triturada de huevo.

8. Ofrecer demasiadas golosinas

Seamos sinceros, a todos nos encanta darles «premios» a nuestras gallinas. Es divertido verlas correr emocionadas hacia un pedazo de pan, unas sobras de frutas o incluso restos de comida que les lanzas. La forma en la que picotean con entusiasmo puede ser irresistiblemente encantadora. Pero aquí está el problema: darles demasiadas golosinas puede hacer más daño que bien.

Aunque las gallinas son omnívoras y pueden comer una amplia variedad de alimentos, no todos los «premios» son beneficiosos para su salud. Cuando les damos en exceso cosas como pan, arroz, o sobras con altos niveles de sal o grasa, básicamente estamos desequilibrando su dieta. Recuerda que el 90% de la alimentación de una gallina debería venir de un alimento balanceado específico para su etapa de vida. Las golosinas, como frutas, verduras o incluso insectos secos, deberían representar sólo una pequeña parte (alrededor del 10%). Sí, ellas pueden amar esas bocadillos, pero a largo plazo podrías estar causándoles deficiencias nutricionales o incluso problemas de obesidad. En serio, hasta las gallinas pueden subir de peso, y esto afecta su capacidad para producir huevos.

Por lo tanto, sigue mimándolas, pero con moderación. Dales premios en cantidades pequeñas, y asegúrate de que las golosinas sean saludables, como restos de verduras frescas (sin aliños) o frutas en pequeñas porciones. Recuerda que las gallinas felices no sólo comen, ¡comen bien!

9. Ignorar las etapas de desarrollo

Otro error que a menudo cometemos es no ajustar la alimentación de las gallinas según su etapa de desarrollo. No es lo mismo alimentar a pollitos que alimentar a gallinas ponedoras adultas, y mucho menos alimentar a aquellas que ya están en su fase más avanzada de vida. Cada etapa tiene diferentes necesidades nutricionales, y ofrecerles el alimento incorrecto puede tener consecuencias negativas para su salud.

Por ejemplo, los pollitos necesitan un alimento específico rico en proteínas para ayudarles a crecer fuertes y sanos. Durante estas primeras semanas de vida, un nivel alto de proteína es esencial porque están en pleno desarrollo muscular, óseo y de plumaje. En cambio, las gallinas ponedoras necesitan un alimento que esté enfocado en otorgarles calcio, para asegurar que sus huevos tengan cáscaras fuertes y que ellas no sufran descalcificación.

Ahora bien, alimentar a gallinas adultas con comida para pollitos puede causarles deficiencias de nutrientes cruciales, como el calcio, además de hacer que engorden innecesariamente. Por el contrario, darle alimento de ponedoras a los pollitos puede ser un desastre total, ya que sus pequeños cuerpos no están preparados para digerir esos niveles de minerales.

El consejo aquí es simple: asegúrate de conocer la etapa de vida de tus gallinas y elige el alimento adecuado para cada una. ¡Es como en los humanos! Las necesidades de un bebé, un adolescente o un adulto mayor no son las mismas, y lo mismo sucede con tus aves.

10. No permitirles forrajear

Las gallinas son animales curiosos y muy activas por naturaleza. Si tienes la suerte de contar con un espacio donde puedan correr y explorar, entonces ya habrás notado que les encanta rascar el suelo, buscar insectos y comer hierbas. Sin embargo, otro error muy común en la crianza de gallinas es no permitirles forrajear o hacerlo de manera limitada.

Cuando impides que tus gallinas tengan acceso a pasto, tierra y pequeños insectos, les estás privando de una parte importante de su dieta. Estos alimentos naturales no sólo les proporcionan nutrientes adicionales (como proteínas de los insectos), sino que también ayudan a mantenerlas mental y físicamente estimuladas. Gallinas que no pueden forrajear pueden volverse apáticas, aburridas e incluso desarrollar comportamientos obsesivos o agresivos, como picarse mutuamente las plumas.

¿No tienes mucho espacio libre en tu patio? No te preocupes, incluso permitirles forrajear en un área pequeña durante unas horas al día puede ser suficiente para que se mantengan felices y saludables. Otra alternativa es darles restos frescos de jardín, como hierba cortada, hojas de col o hierbas aromáticas, para imitar lo que encontrarían en la naturaleza.


11. No controlar la cantidad de granos que consumen

A las gallinas les encanta el maíz . Apenas tiras unos granos de maíz al suelo, las gallinas corren emocionadas como si les hubieras dado su golosina favorita. Hasta parece que nacieron para comer maíz. Pero aquí está el problema: darles únicamente maíz o cualquier otro tipo de grano no es una dieta equilibrada. Aunque el maíz tiene carbohidratos y es una fuente rápida de energía (además de ser barato y fácil de conseguir), no tiene todos los nutrientes que una gallina necesita para estar bien alimentada.

Las gallinas, al igual que nosotros, necesitan una dieta variada para mantenerse saludables. Además de los granos, necesitan proteínas, vitaminas y minerales. Por ejemplo, las proteínas son esenciales para que puedan poner huevos sanos y para mantener su plumaje lindo y brillante. Y estos nutrientes no están en el maíz. Si te enfocas solo en darle este alimento, podrías estar provocando deficiencias nutricionales serias, como problemas de desarrollo o un descenso en la producción de huevos.

La solución aquí es bastante sencilla: complementa su dieta con otros alimentos. Por ejemplo, puedes ofrecerles restos de vegetales de la cocina (como hojas de lechuga o piel de zanahoria) y proteína adicional (los gusanos o larvas secas funcionan bien, aunque suene raro). Además, en las tiendas de alimentos para animales suelen vender piensos formulados específicamente para gallinas, que ya tienen todo lo que necesitan en las proporciones adecuadas. El maíz puede seguir como «extra», pero no como su único alimento.

12. Olvidarse de incluir arena o grit

Este punto a primera vista suena extraño, ¿verdad? Uno podría pensar: «¿Qué tiene que ver la arena con la alimentación de las gallinas? ¡Ellas no comen eso!». Pero aquí va el truco: las gallinas no tienen dientes. Sí, es cierto, las pobres no tienen manera de masticar los alimentos de la forma en que nosotros lo hacemos. Ellas se las arreglan triturando la comida en la molleja, que es una parte de su sistema digestivo diseñada exactamente para cumplir esta función. Para que este proceso funcione bien, necesitan pequeños fragmentos de piedras o arena que les ayudan a descomponer los alimentos en el interior de su cuerpo.

El «grit», como se le llama comúnmente, es una mezcla de piedrecitas o pequeñas partículas de concha de ostra molida que las gallinas consumen para ayudar a su digestión. Si no incluyes grit en su dieta, tu parvada podría tener problemas para procesar los alimentos, lo que llevará a una mala absorción de nutrientes o incluso a bloqueos digestivos. En el peor de los casos, esto puede enfermar a tus gallinas o debilitar seriamente su sistema inmunológico.

Pensamientos finales

Cuidar de las gallinas puede ser increíblemente gratificante, pero no hay que tomarlo a la ligera. Alimentarlas correctamente es crucial para su bienestar, su productividad y su salud. Evitar estos 12 errores comunes en la alimentación de gallinas te asegurará que estén saludables y felices. Como resultado, tendrás unas gallinas más activas, huevos de mejor calidad y la satisfacción de saber que estás haciendo las cosas bien. ¡Tus gallinas te lo agradecerán con cada cacareo y cada huevo que pongan!

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