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Cómo Mejorar la Alimentación de tus Gallinas de Forma Natural

¡Hola a todos y bienvenidos al canal! Si eres de los que cuidan a sus gallinas y quieres ofrecerles lo mejor de la naturaleza para su alimentación, ¡este video es para ti! Hoy vamos a compartir 12 formas fáciles y efectivas para mejorar la alimentación de tus gallinas de manera totalmente natural.

Desde ingredientes que puedes encontrar en tu propio jardín hasta consejos prácticos para mejorar su salud y producción de huevos. Si quieres que tus gallinas vivan felices y saludables, quédate con nosotros y descubre cómo hacerlo. ¡Empecemos!

1. ¡A Pastar se Ha Dicho!

Empecemos por lo más básico, lo más instintivo: dejar que hagan lo que mejor saben hacer. Si tienes la suerte de tener espacio y un lugar seguro (¡ojo con los depredadores!), permitir que tus gallinas pastoreen es como darles un pase VIP al paraíso. Es que es alucinante verlas en acción: escarban con esas patitas incansables, picotean aquí y allá, encuentran un bichito y ¡zas!, proteína fresca al buche.

Pastar no es solo comer hierba. Es un festín variado: insectos, larvas, semillas caídas, pequeños brotes verdes… Es una fuente increíble de nutrientes naturales, especialmente proteínas y minerales, que a veces escasean en el pienso estándar. Además, ¡es el mejor gimnasio y spa antiestrés para ellas! Se mueven, exploran, se sienten… bueno, gallinas. Les ayuda a mantener un peso saludable, a fortalecer sus patas y a evitar el aburrimiento, que puede llevar a comportamientos raros como el picaje entre ellas.

Y no nos olvidemos del impacto en los huevos: esas yemas de un naranja intenso que casi brillan en la oscuridad no salen de la nada. Salen, en gran parte, de todos esos pigmentos naturales (carotenoides) que encuentran en la hierba fresca y los bichitos. Así que, si puedes, déjalas explorar. Un rato cada día, o todo el día si el espacio es seguro. Es lo más natural y completo que les puedes ofrecer. Si no tienes un gran terreno, incluso un corral móvil («gallinero tractor») o sesiones supervisadas en el jardín pueden marcar una gran diferencia. ¡Libertad (controlada) para las gallinas!

2. Los Tesoros (Comestibles) de tu Cocina: ¡Sobras al Rescate!

¡No tires nada! Bueno, casi nada. Muchos de los restos de comida que solemos desechar son verdaderos tesoros nutricionales para nuestras gallinas. Aquí la clave es saber qué darles y qué evitar.

Piénsalo: las cáscaras de huevo trituradas son una excelente fuente de calcio (¡vital para la formación de la cáscara!), las sobras de verduras cocidas (sin sal ni especias) aportan vitaminas y fibra, el arroz cocido (también sin sal) es una buena fuente de energía, y la pasta cocida sin salsas puede ser un snack divertido. Incluso las cortezas de pan duro, remojadas en agua o leche, son un festín para ellas.

PERO, ¡ojo cuidao! Hay cosas que son un NO rotundo. Nada de aguacate (la piel y el hueso son tóxicos), ni pieles de patata crudas o verdes (contienen solanina), ni cítricos en exceso (pueden afectar la absorción de calcio), ni nada demasiado salado, azucarado o procesado. El chocolate y el café, por supuesto, están prohibidísimos. Sentido común, básicamente. Piensa: ¿se lo darías a un niño pequeño? Si dudas, mejor no se lo des.

Las sobras deben ser un complemento, una golosina saludable, no la base de su dieta. Dáselas con moderación y variedad, y observa cómo disfrutan descubriendo nuevos sabores. ¡Verás qué contentas se ponen cuando te vean aparecer con ese cuenco de «tesoros»!

3. Hortalizas y Hierbas Frescas a Tope

Ligado al pastoreo, pero también algo que podemos ofrecerles directamente aunque no salgan mucho. Las gallinas son omnívoras, pero tienen un lado vegetariano muy marcado. ¡Les encanta el verde! Y es buenísimo para ellas. Las hojas verdes son una fuente espectacular de vitaminas (A, K, E…), minerales y fibra.

¿Qué les podemos dar? Pues casi cualquier cosa que crezca en tu huerto o que compres en la verdulería (y que sea seguro, claro). Acelgas, espinacas (con moderación por los oxalatos), hojas de remolacha, lechugas variadas (la iceberg aporta poco, mejor las de hoja oscura), col rizada, hojas de brócoli o coliflor… ¡Un festín de clorofila!

También las «malas hierbas» pueden ser un manjar. El diente de león, la ortiga (una vez seca o cocida pierde su poder urticante y es súper nutritiva), el trébol, la pamplina… Investiga un poco sobre las plantas silvestres comestibles de tu zona. ¡Te sorprenderás!

Una forma divertida de dárselo es colgar un manojo de acelgas o de col del techo del gallinero, a una altura que les obligue a saltar un poquito. Es la famosa «brocheta de verduras» avícola. Les entretiene un montón y evita que lo pisen y lo ensucien todo. También puedes picarlo y mezclarlo con su pienso o simplemente esparcirlo por el corral. ¡Verás qué rápido desaparece! Y de nuevo, notarás ese chute de salud en el color de las yemas.

4. Fruta: El Postre Ocasional y Saludable

Siguiendo con los regalos de la naturaleza, la fruta también puede tener su hueco en la dieta gallinácea. Pero aquí la palabra clave es ocasional. La fruta contiene azúcares naturales, y aunque son mejores que los procesados, un exceso puede no ser lo ideal para ellas, pudiendo llevar a sobrepeso o desequilibrios digestivos. Piénsalo como un postre, una golosina especial.

¿Qué frutas les suelen gustar y son seguras? Los trozos de manzana (sin el corazón y las pepitas, por precaución con el cianuro que contienen en pequeñas cantidades), pera, melón, sandía (¡les encanta picotear la cáscara en verano, es súper hidratante!), bayas como fresas, arándanos, frambuesas (si te puedes permitir compartir esas delicias), plátano (un trocito, es muy energético)…

Evita los cítricos en grandes cantidades, como decíamos antes. Y siempre dales la fruta fresca y en buen estado. Un trozo de melón en un día caluroso es como llevarles un helado. ¡Se vuelven locas de contentas! Es una forma genial de aportarles vitaminas extra y, sobre todo, hidratación de una forma divertida. Pero recuerda: poquito y de vez en cuando.

5. Un Pequeño Jardín de Hierbas para Ellas

Ya hemos hablado de las hierbas, pero merecen un apartado propio. Crear un pequeño jardín de hierbas aromáticas cerca del gallinero es una idea fantástica para mejorar la salud y el bienestar de tus gallinas.

Planta hierbas como el orégano, el tomillo, la salvia, la menta, la lavanda y la manzanilla. Estas hierbas no solo les aportan nutrientes y propiedades medicinales, sino que además repelen insectos y parásitos, mejoran el ambiente del gallinero y le dan un aroma agradable.

Puedes dejar que las gallinas pasten directamente en el jardín de hierbas (si lo proteges con una valla para que no lo arrasen), o simplemente cortar las hierbas y ofrecérselas en un comedero. También puedes secar las hierbas y mezclarlas con su cama para crear un ambiente aún más saludable y aromático.

6. ¡Bichos! La Proteína Crujiente que Adoran

A ver, seamos sinceros: las gallinas son básicamente dinosaurios en miniatura con plumas. Y los dinosaurios… bueno, les gustaban los bichos, ¿no? Pues a nuestras gallinas igual. Olvídate de los complementos raros y carísimos, ¡la solución está a ras de suelo!

Piénsalo: cuando una gallina está picoteando por el jardín, ¿qué está buscando? Semillas, sí, pero sobre todo… ¡bichos! Gusanos, lombrices, hormigas, caracoles… TODO lo que se mueva y sea comestible. Y es que los insectos son una fuente de proteína brutalmente buena para ellas. La proteína es esencial para que pongan huevos de calidad, para que crezcan sanas y fuertes, y para que tengan plumas bonitas y brillantes.

¿Cómo les damos más bichos? Fácil. La forma más sencilla es dejar que campen a sus anchas por el jardín. Si tienes un jardín grande y bien cuidado, perfecto. Si no, puedes crearles un «corral de pastoreo» donde puedan buscar insectos a su gusto. Incluso puedes mover ese corral a diferentes zonas del jardín para que siempre tengan acceso a pasto fresco y, por supuesto, a bichos recién descubiertos.

Otra opción es criar tus propios bichos. ¡Suena raro, lo sé! Pero no tiene por qué ser complicado. Puedes tener un pequeño compostador de lombrices (vermicompostaje) y alimentar a tus gallinas con las lombrices que produzca. O puedes atraer insectos beneficiosos a tu jardín plantando flores que les gusten. Piensa en plantas como la lavanda, el tomillo o el romero. Atraerán abejas, mariposas y otros insectos que las gallinas podrán cazar.

Y si te sientes aventurero, ¡puedes comprar gusanos de harina! Se venden deshidratados o vivos, y las gallinas se vuelven locas por ellos. Es una forma fácil de darles un chute de proteína cuando el tiempo no acompaña o cuando el jardín está menos generoso en bichitos.

7. Granos Germinados

Aquí entramos en el terreno de los superalimentos… ¡para gallinas! Los granos germinados son básicamente semillas que han empezado a brotar. Y en ese proceso de germinación, pasan cosas mágicas.

Cuando un grano germina, libera enzimas que facilitan la digestión. Es decir, los nutrientes que contiene se vuelven más accesibles y fáciles de absorber para las gallinas. Además, la germinación aumenta la cantidad de vitaminas y minerales presentes en el grano, ¡especialmente vitaminas del grupo B!

¿Qué granos podemos germinar para nuestras gallinas? ¡Casi cualquiera! Avena, cebada, trigo, centeno, incluso legumbres como las lentejas o los garbanzos. Lo importante es utilizar granos orgánicos y de buena calidad, para evitar pesticidas y otros productos químicos no deseados.

Germinar granos es sorprendentemente fácil. Simplemente necesitas un recipiente, agua y unos días de paciencia. Remojas los granos en agua durante unas horas, los escurres y los dejas en un lugar oscuro y húmedo. Los enjuagas un par de veces al día para evitar que se enmohezcan. En unos días, verás pequeñas raíces brotando. ¡Magia!

Una vez germinados, puedes dárselos a tus gallinas tal cual, o mezclarlos con su pienso habitual. Verás cómo se lanzan sobre ellos con voracidad. Y no solo les encantará el sabor, sino que también se beneficiarán de todos esos nutrientes extra. Los granos germinados son especialmente beneficiosos durante la muda, cuando las gallinas necesitan un aporte extra de energía y nutrientes para producir nuevas plumas.

8. Pienso Fermentado: Probióticos al Poder:

La fermentación es un proceso milenario que transforma los alimentos, mejorando su sabor, su digestibilidad y su valor nutricional. Y sí, también podemos fermentar el pienso de nuestras gallinas.

El pienso fermentado es básicamente pienso que ha sido remojado en agua y dejado fermentar durante unos días. Durante este proceso, las bacterias «buenas» (probióticos) se multiplican, descomponiendo los carbohidratos y las proteínas, y produciendo vitaminas y enzimas.

¿Por qué es tan bueno para las gallinas? Pues, los probióticos fortalecen su sistema inmunológico, mejoran la digestión y ayudan a prevenir enfermedades. Es como darles un «refuerzo» para sus defensas. Además, el pienso fermentado es más fácil de digerir, lo que significa que las gallinas pueden absorber más nutrientes de la misma cantidad de comida.

Fermentar el pienso es muy sencillo. Simplemente mezclas el pienso con agua en un recipiente hasta que quede cubierto. Lo dejas reposar en un lugar fresco y oscuro durante unos 2-3 días, removiendo de vez en cuando. Verás que empiezan a formarse burbujas y que el pienso adquiere un olor ligeramente ácido. ¡Eso significa que la fermentación está en marcha!

Es importante usar agua no clorada para la fermentación, ya que el cloro puede matar las bacterias «buenas». También es importante no fermentar el pienso durante demasiado tiempo, ya que puede enmohecerse. Si ves moho, descarta el pienso fermentado y empieza de nuevo.

9. El Buffet Libre del Montón de Compost:

Vale, esto es básicamente «darles un trabajo» a las gallinas y, de paso, darles una comida de lujo. El compost es una mina de oro para las gallinas. Está lleno de lombrices, insectos, larvas y otros bichos que les encantan. Además, contiene materia orgánica en descomposición que les aporta nutrientes esenciales.

Si tienes un montón de compost, ¡tienes un tesoro! Permite que tus gallinas tengan acceso al montón de compost de vez en cuando. Ellas se encargarán de removerlo, airearlo y eliminar las larvas de insectos que puedan causar problemas. A cambio, tú tendrás un compost más rápido y de mejor calidad.

Si no tienes un montón de compost, ¡es hora de empezar! Puedes crear un montón de compost en un rincón del jardín o utilizar un compostador. Asegúrate de incluir una variedad de materiales orgánicos, como restos de comida, hojas secas, hierba cortada y estiércol de animales.

Un consejo: si tienes perros o gatos, es importante proteger el montón de compost con una valla para evitar que se coman los restos de comida. También es importante no añadir carne, pescado o productos lácteos al montón de compost, ya que pueden atraer plagas.

El montón de compost es una forma ecológica y sostenible de alimentar a tus gallinas. Les proporciona una fuente constante de alimento fresco y natural, a la vez que te ayuda a reducir la cantidad de residuos que generas.

10. Calcio Extra para Cáscaras Fuertes como Rocas

Y llegamos a la joya de la corona: el calcio. Sin calcio, no hay huevos con cáscaras fuertes y resistentes. El calcio es el material de construcción fundamental de las cáscaras de huevo. Si las gallinas no obtienen suficiente calcio en su dieta, pondrán huevos con cáscaras blandas, delgadas o incluso sin cáscara.

Las gallinas necesitan una cantidad considerable de calcio, especialmente las ponedoras. Se estima que una gallina ponedora necesita alrededor de 4 gramos de calcio al día. Y no vale cualquier calcio. Necesitan calcio en una forma que sea fácil de absorber.

La fuente más común de calcio para las gallinas son las conchas de ostras trituradas. Las puedes encontrar en tiendas de animales o en línea. Simplemente pon un recipiente con conchas de ostras trituradas a disposición de las gallinas y deja que se sirvan a su gusto. Ellas saben cuándo necesitan calcio y cuánto necesitan.

Otra opción es reciclar las cáscaras de sus propios huevos. Simplemente lava las cáscaras, sécalas al horno para eliminar cualquier bacteria y tritúralas en trozos pequeños. Luego, mézclalas con el pienso de las gallinas. De esta manera, podrán consumir el calcio que necesiten cuando lo necesiten.

11. Semillas Variadas: Pequeñas Dosis de Energía y Grasas Buenas

Las semillas son pequeñas bombas de energía y nutrientes. Son ricas en grasas saludables, proteínas, vitaminas y minerales. Ofrecer a tus gallinas una mezcla variada de semillas es una excelente forma de complementar su dieta y mejorar su salud en general.

¿Qué tipo de semillas puedes ofrecerles? Pues, casi cualquiera que sea comestible para los humanos. Semillas de girasol (preferiblemente sin sal), semillas de calabaza, semillas de lino, semillas de sésamo, semillas de chía… ¡la lista es interminable!

Puedes comprar mezclas de semillas para aves silvestres en tiendas de jardinería o crear tu propia mezcla combinando diferentes tipos de semillas. También puedes incluir semillas que te sobren de tu cocina, como las semillas de calabaza que sacas al preparar una calabaza asada.

Es importante ofrecer las semillas con moderación. Son un complemento a la dieta, no la base. Demasiadas semillas pueden llevar a un exceso de peso y otros problemas de salud. Una pequeña cantidad al día es suficiente para darles un impulso de energía y nutrientes.

Y un consejo: las semillas de girasol enteras pueden ser un poco difíciles de tragar para las gallinas más pequeñas. Si tienes gallinas enanas o pollitos, es mejor ofrecerles las semillas de girasol peladas o trituradas.

12. Las «Malas Hierbas» del Jardín: ¡Un Manjar Incomprendido!

¡No tires esas «malas hierbas» al montón de compost! Muchas de las plantas que consideramos indeseables en nuestro jardín son en realidad un manjar nutritivo para las gallinas.

El diente de león, por ejemplo, es una excelente fuente de calcio, hierro y vitaminas A y C. La ortiga, a pesar de sus picaduras, es rica en proteínas y minerales. La verdolaga es una fuente de omega-3 y antioxidantes. Y la pamplina, también conocida como hierba gallinera, es una delicia para las gallinas (¡y además es comestible para nosotros!).

Por supuesto, es importante identificar correctamente las plantas antes de ofrecérselas a tus gallinas. Algunas plantas son tóxicas, así que es mejor prevenir que lamentar. Si no estás seguro de qué planta es segura, consulta con un experto o busca información online.

¿Cómo ofrecérselas? Puedes cortarlas y mezclarlas con su pienso, o simplemente dejarlas a su alcance para que las piquen libremente. También puedes secarlas y guardarlas para usarlas durante el invierno, cuando la vegetación fresca escasea.

¡Y ahí lo tienen! Doce formas naturales de mejorar la alimentación de tus gallinas y convertirlas en las aves más felices y saludables del vecindario. Recuerda que la clave está en la variedad y la observación. Presta atención a tus gallinas, observa su comportamiento y ajusta su dieta en consecuencia. Con un poco de esfuerzo y dedicación, podrás criar gallinas sanas, felices y productivas, ¡y disfrutar de huevos frescos y deliciosos cada día! ¡Feliz crianza!

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