¿Qué les pasa a las gallinas cuando mudan? La respuesta te sorprenderá

¡Hola, gallineros y gallineras de YouTube! ¿Cómo andamos? Espero que con energía porque hoy vamos a hablar de un tema que, a veces, nos pilla un poco desprevenidos en el gallinero: ¡la muda! Sí, esa época en la que nuestras queridas emplumadas parecen haber declarado la guerra a sus propias plumas y el suelo de nuestro patio se transforma en un campo de batalla cubierto de plumaje.

Si eres nuevo por aquí, ¡bienvenido! Mi nombre es Jhonatan y en este canal hablamos de todo lo relacionado con la crianza de gallinas: desde consejos para principiantes hasta trucos para gallineros más experimentados. Y si ya eres parte de la familia, ¡un abrazo virtual! Sabes que me encanta compartir mi experiencia y aprender juntos sobre estas maravillosas aves.

Así que, prepárate un café, ponte cómodo, porque hoy vamos a desgranar a fondo el tema de la muda. Pero no nos quedaremos en la superficie de «ay, se les caen las plumas». ¡No, señor! Vamos a profundizar y a ver ¡12 cosas que le pasan a las gallinas cuando mudan! Muy bien comencemos

1. Dejar de Poner Huevos: ¡La Fábrica Cierra Temporalmente!

Esto es quizás lo primero que notamos y lo que más nos «duele» en el desayuno. De repente, tu campeona ponedora, esa que te daba un huevo diario casi con puntualidad británica, decide tomarse unas vacaciones indefinidas. ¡Ni uno! ¿Qué ha pasado? ¿Se ha enfadado? ¿Está enferma? Tranqui, respira.

Resulta que fabricar plumas es un trabajo tremendo para el cuerpo de una gallina. Piensa que las plumas están hechas básicamente de proteína, ¡mucha proteína! (queratina, para ser exactos, como nuestras uñas y pelo). Y claro, producir un huevo también requiere un montón de energía y nutrientes. El cuerpo de la gallina, que es muy sabio, dice: «A ver, no puedo estar a tope con la producción de huevos y encima fabricando un abrigo nuevo de pies a cabeza. Hay que priorizar». Y la prioridad, durante la muda, es el plumaje nuevo. Es esencial para protegerse del frío, del calor, de la lluvia… ¡y hasta para lucir elegante delante del gallo!

Así que sí, la producción de huevos se detiene o disminuye drásticamente. Es como si la fábrica interna de la gallina cerrara la línea de montaje de huevos para dedicar todos los recursos a la línea de montaje de plumas. Es temporal, ¿eh? Una vez que terminen de emplumar y recuperen fuerzas, volverán a la carga con los desayunos. Paciencia, amigo, paciencia.

2. Un Aspecto Desaliñado y Triste»

Aquí viene la parte visualmente más impactante. Tu gallina, que normalmente luce un plumaje más o menos ordenado y esponjoso, de repente empieza a parecer que ha tenido una pelea con una batidora. Pierde plumas por todas partes, dejando calvas aquí y allá. A veces parece que alguien le ha arrancado mechones a propósito. Y para rematar, empiezan a asomar unos cañones puntiagudos y feúchos (las nuevas plumas encapsuladas, llamadas «cañones» o «pin feathers») que le dan un aire entre puercoespín y víctima de la moda ochentera.

El conjunto general es… bueno, poco favorecedor. Se ven despeluchadas, a veces medio desnudas, y sí, pueden dar una impresión de tristeza o de estar enfermas. No es que estén deprimidas (aunque cómodas, cómodas no están, como veremos), es simplemente que están en plena transición.

Imagínate tú si tuvieras que cambiar todo tu pelo de golpe y pasar por una fase de calvas y pelos de punta rarísimos. No estarías para muchas fotos, ¿verdad? Pues ellas igual. Es una fase necesaria pero estéticamente… complicada. ¡Aguanta la tentación de reírte de ellas (demasiado)!

3. Cambios en el Comportamiento

Este punto está súper conectado con el anterior y con el que viene después. Una gallina que está mudando no se siente precisamente en la flor de la vida. Primero, porque perder el abrigo de plumas las hace más vulnerables al frío o al calor. Segundo, porque como veremos, la piel y las nuevas plumas son sensibles. Y tercero, porque instintivamente, un animal que no está en su mejor momento físico tiende a ser más precavido.

Así que no te extrañes si tus gallinas en muda se vuelven un poco más antisociales. Quizás se escondan más, busquen rincones tranquilos lejos del bullicio del gallinero. Puede que estén menos activas, que pasen más tiempo acurrucadas o simplemente quietas. Algunas incluso pueden volverse un poco más irritables o huidizas si intentas cogerlas o interactuar mucho con ellas.

Piensa en cómo te sientes tú cuando tienes fiebre o no has dormido bien. No te apetece ir de fiesta ni que te den mucho la lata, ¿verdad? Pues ellas están pasando por un proceso fisiológico intenso y demandante. Necesitan tranquilidad y ahorrar energía. Dale su espacio, asegúrate de que tengan un lugar seguro y cómodo donde refugiarse, y no te tomes a personal si no están tan juguetonas o cariñosas como de costumbre. Es su manera de decir: «Déjame tranquila, que estoy en obras».

4. Mayor Necesidad de Proteína

Ya lo adelantábamos en el punto 1. Hacer plumas es como construir una casa de ladrillos de proteína. ¡Y no son pocas plumas! Una gallina tiene miles. Así que, durante la muda, sus necesidades de proteína se disparan por las nubes. Si su dieta habitual ya es importante, ahora es crucial que reciban un extra de este nutriente fundamental.

Si no obtienen suficiente proteína de la comida, el proceso de muda puede alargarse, las nuevas plumas pueden ser de peor calidad, y la gallina puede debilitarse más de la cuenta. Además, ¡tardará más en volver a poner huevos!

¿Cómo podemos ayudarlas? Pues asegurándonos de que su pienso base sea de buena calidad y tenga un porcentaje de proteína adecuado (a veces se recomienda cambiar temporalmente a uno con un poco más de proteína, como el de crecimiento o inicio, pero consulta con un experto si tienes dudas). Y luego, podemos darles unos «premios» ricos en proteína de vez en cuando: gusanos de la harina (¡les encantan!), semillas de girasol (con moderación, que tienen grasa), un poquito de huevo revuelto (sí, suena caníbal, pero es proteína pura y les encanta), o incluso restos de carne o pescado cocido sin sal ni especias.

Es como darles un empujoncito extra para que puedan reconstruir su guardarropa plumífero sin quedarse K.O. en el intento. ¡Pequeños gestos que marcan la diferencia!

5. Sensibilidad al Tacto

Este es el punto que explica en gran medida los cambios de comportamiento y el aspecto «raro» de las plumas nuevas. Esos «cañones» o «plumas de alfiler» que mencionamos antes no son solo feos, ¡son súper sensibles!

Imagínate cada pluma nueva como un pequeño tubo creciendo desde la piel. Este tubo (el cañón) tiene una vaina cerosa protectora por fuera, pero por dentro tiene vasos sanguíneos y nervios que están alimentando el crecimiento de la pluma. ¡Están vivos! Por eso, si tocas, golpeas o doblas uno de estos cañones mientras está creciendo, a la gallina le duele. Y no poco, puede ser bastante doloroso.

Por eso, durante la muda, especialmente cuando están llenas de estos cañones, las gallinas suelen evitar el contacto físico. No quieren que las cojas, no quieren que otras gallinas las picoteen (las peleas pueden ser más problemáticas ahora), e incluso el roce del gallo durante el apareamiento puede ser molesto o doloroso.

Es fundamental ser muy cuidadoso al manipular una gallina en muda. Si tienes que cogerla por alguna razón, hazlo con extrema suavidad, evitando presionar las zonas donde los cañones son más evidentes. Y si ves que se muestra esquiva o irritable, ya sabes por qué es. No es antipatía, es autoprotección. ¡Imagínate tener cientos de agujas sensibles creciendo por todo el cuerpo!

6. Necesidad de Calor (¡Abrígalas… con cariño y un buen gallinero!)

Vale, imagina esto: estás en pleno otoño, empieza a refrescar, y de repente, ¡zas!, te quitan el abrigo. Pues algo así les pasa a nuestras gallinas. Esas plumas no son solo para lucir bonitas (aunque algunas razas son verdaderas modelos), son su aislamiento natural contra el frío y el calor. Cuando las pierden, se quedan, literalmente, en cueros (bueno, en piel de gallina, nunca mejor dicho).

Esto significa que son mucho más sensibles a los cambios de temperatura, especialmente al frío y a las corrientes de aire. Una gallina que en verano se disfrutaría de una brisa fresca, durante la muda puede sentirla como un viento polar ártico. Por eso, es fundamental asegurarnos de que tengan un refugio adecuado. El gallinero debe estar seco, limpio y, sobre todo, libre de corrientes de aire. Piensa en ello como su pequeño spa de recuperación: un lugar tranquilo y confortable donde puedan pasar el mal trago sin congelarse.

¿Necesitan una calefacción extra? Generalmente, no. A menos que vivas en un lugar con inviernos siberianos y la muda las agarre en plena helada, un buen gallinero bien aislado y protegido del viento suele ser suficiente. Ponerles un calefactor puede ser hasta contraproducente si no se hace con cuidado (riesgo de incendio, cambios bruscos de temperatura al salir…). Lo más importante es que tengan ese rinconcito seguro y cálido donde acurrucarse, especialmente por la noche. ¡Un poco de sentido común y observación te dirán si tus chicas están pasando frío de verdad!

7. Riesgo de Picoteo

Aquí es donde la cosa se pone un poco… caníbal. Sí, lo dije. El picoteo es uno de los problemas más comunes durante la muda, y es que el estrés y la incomodidad pueden hacer que las gallinas se vuelvan un poquito… agresivas. Imagina que te pica todo el cuerpo y estás de un humor de perros. Probablemente, tú también acabarías pagándolo con alguien.

El picoteo se produce cuando las gallinas se arrancan las plumas entre ellas, especialmente las nuevas que están creciendo. Estas plumas en crecimiento son especialmente ricas en proteínas y, claro, a las gallinas les encanta. Además, las zonas donde están creciendo las plumas son sensibles y a veces hasta sangran, lo que atrae aún más la atención de las otras gallinas.

Para evitar el picoteo, hay varias cosas que puedes hacer. Primero, asegúrate de que tienen suficiente espacio en el gallinero y en el corral. El hacinamiento aumenta el estrés y la frustración, lo que puede desencadenar el picoteo. Segundo, ofréceles una dieta equilibrada y rica en proteínas. Si no obtienen suficientes nutrientes de su comida, buscarán fuentes alternativas, como las plumas de sus compañeras.

También puedes enriquecer su entorno con actividades que les permitan distraerse y desestresarse. Cuelga coles para que picoteen, espárceles comida en el suelo para que busquen, o ponles un bloque de picoteo con semillas y minerales. Todo lo que les mantenga entretenidas y alejadas de las plumas de las demás. Y si ves que alguna gallina se está cebando con otra, sepárala del grupo durante un tiempo hasta que se calme.

8. Mayor Susceptibilidad a Enfermedades

La muda es un proceso increíblemente exigente para el cuerpo de una gallina. Piensa en la energía y los nutrientes que necesita para reemplazar, literalmente, todo su vestuario de plumas. ¡Es agotador! Toda esa energía que normalmente se usaría para otras funciones, como mantener un sistema inmunológico fuerte, se redirige a la fabricación de plumas.

El resultado es que, durante la muda, las gallinas están más bajitas de defensas. Son como nosotros cuando estamos agotados después de una semana de mucho trabajo: más propensos a pillar el primer resfriado que pasa. En el caso de las gallinas, esto significa que son más vulnerables a parásitos (internos y externos, como piojos y ácaros, que pueden encontrar un festín en esa piel expuesta y debilitada) y a enfermedades respiratorias u otras infecciones.

Por eso, durante la muda, la higiene del gallinero es más crucial que nunca. Limpieza a fondo, cama seca y fresca, agua limpia siempre disponible… todo ayuda a reducir la carga de patógenos en el ambiente. Una buena nutrición, rica en proteínas (como ya comentamos en en punto 4), también es fundamental para apoyar tanto la formación de plumas como el sistema inmune. Y, por supuesto, minimizar el estrés (evitando cambios bruscos, ruidos fuertes, o el acoso de otras gallinas) también contribuye a que pasen este periodo delicado sin mayores contratiempos. ¡Es el momento de mimarlas un poquito más!

9. Un Ciclo Natural

En medio de todo este caos de plumas y estrés, es importante recordar que la muda es un proceso natural y necesario. Es la forma que tienen las gallinas de renovar su plumaje y prepararse para la siguiente temporada de puesta. Es como un reseteo, una puesta a punto para que sigan produciendo huevos con la misma eficiencia de siempre.

Así que, en lugar de verlo como una molestia, podemos verlo como una oportunidad para conectar con la naturaleza y observar de cerca el ciclo de vida de estos animales. Es un momento para ser pacientes y comprensivos, para ofrecerles el cuidado y el apoyo que necesitan.

Y sí, puede ser un poco desagradable ver el gallinero lleno de plumas y a las gallinas con aspecto desaliñado, pero piensa que es solo temporal. En unas semanas, volverán a estar radiantes y listas para seguir poniendo huevos.

10. La Duración es variable

Si hay algo que define la muda es la imprevisibilidad. No hay dos gallinas iguales, y cada una mudará a su propio ritmo. Algunas mudan de forma rápida y eficiente, perdiendo todas sus plumas de golpe y recuperándose en cuestión de semanas. Otras, en cambio, mudan de forma gradual y prolongada, perdiendo plumas poco a poco durante meses.

La duración de la muda depende de varios factores, como la raza de la gallina, su edad, su estado de salud y las condiciones ambientales. Algunas razas, como las Rhode Island Reds, suelen mudar más rápido que otras. Las gallinas más jóvenes también suelen mudar más rápido que las gallinas mayores.

Lo importante es tener paciencia y no desesperarse si la muda se alarga más de lo esperado. Mientras la gallina esté comiendo bien, bebiendo agua y mostrando signos de mejora, no hay de qué preocuparse. Simplemente, dale tiempo y espacio para que se recupere a su propio ritmo.

11. Un Plumaje Nuevo y Brillante (¡La Recompensa!)

Después de semanas (o meses) de aspecto desaliñado y plumaje a medio caer, ¡por fin llega la recompensa! Un plumaje nuevo y brillante. Es como si tu gallina hubiera ido a un spa y se hubiera hecho un tratamiento completo de belleza. Sus plumas son más brillantes, más fuertes y más bonitas que nunca.

El nuevo plumaje no solo mejora el aspecto de la gallina, sino que también le proporciona una mejor protección contra el frío y el viento. Es como si se hubiera puesto un abrigo nuevo y calentito para el invierno.

Ver a tu gallina luciendo su nuevo plumaje es una de las mayores satisfacciones de ser criador de gallinas. Es la prueba de que todo el esfuerzo y la paciencia han valido la pena. Es como ver a un niño aprender a andar o a un cachorrito dar sus primeros pasos. ¡Te sientes orgulloso de ellas!

Así que, cuando veas a tu gallina pavoneándose con su nuevo plumaje, no dudes en elogiarla y felicitarla. ¡Se lo merece!

12. ¡Y Volver a Empezar! (Hasta la Próxima Muda)

Y aquí llegamos al final de nuestro viaje por el mundo de la muda de las gallinas. Pero no te preocupes, porque esto no es un adiós, sino un hasta luego. Porque, como hemos visto, la muda es un ciclo natural que se repite una y otra vez.

Una vez que tu gallina haya terminado de mudar, pondrá huevos de nuevo (¡alabado sea el Señor del huevo!), volverá a ser la reina del corral y todo volverá a la normalidad. Pero no te relajes demasiado, porque la próxima muda está a la vuelta de la esquina.

Así que, la próxima vez que veas a tu gallina empezando a perder plumas, no te asustes. Ya sabes lo que está pasando y estás preparado para ayudarla a superar este proceso. ¡Porque eres un gallinófilo experto!

¡Y eso fue todo, amigos! Espero que este video te haya servido para entender un poquito mejor el drama de la muda en las gallinas. ¡Pobre animalitas! Ya vimos que no es solo perder plumas, ¡es todo un rollo hormonal y físico!

Recuerda que si tienes alguna pregunta o quieres compartir tu experiencia con gallinas mudando, ¡déjame un comentario abajo! Me encanta leer vuestros mensajes y aprender de vosotros.

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¡Muchísimas gracias por ver y hasta la próxima! ¡Que tus gallinas muden sin mucho estrés y que te sigan dando huevos deliciosos! ¡Adiós!

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